5 ideas para darle una vuelta de tuerca a la clásica pasta con tomate
El tomate frito es el recurso más frecuente cuando hablamos de pasta no solo por la facilidad y comodidad que puede ofrecer esta salsa sino por lo versátil que es. Por eso te proponemos otras versiones de este clásico de la gastronomía.
En los inicios en la cocina, salvo que fueras un niño o adolescente con espíritu ‘MasterChef Junior’, todos hemos pasado por la fase huevo frito y por la fase pasta con tomate. Esto es así. Ya fuera en tu piso compartido si lo tuviste o simplemente cuando te quedabas solo en casa. De hecho, ambas cosas han quedado tan grabadas a fuego que siguen siendo dos recursos habituales para esos días en los que no sabes qué comer o te da pereza hasta pensar el qué cocinar. Es verdad que ambas cosas están ricas, pero la diferencia entre ellas es que la primera no se puede mejorar salvo puliendo la técnica, mientras que a la segunda sí que le se puede dar una vuelta de tuerca para convertir lo que es una mezcla clásica y rica en un plato excelente… y más saludable.
A veces nos ponemos un poco pesados con esto último, pero es nuestro deber darte argumentos para demostrarte que comer bien, entendido por variado y rico, y de forma saludable no está reñido ni con el tiempo, ni con la dificultad ni tampoco con el sabor. Y este es nuestro tema para lucirnos, porque te vamos a proponer cinco ideazas para mejorar en todos los sentido esa pasta con tomate.
De entrada, y este consejo se puede aplicar de forma general tanto a las cinco formas de cocinar el plato sin que pierda su esencia que te daremos a continuación como para cualquier otra que te recomienden o se te ocurra a ti, recuerda que no es aconsejable abusar de las salsas de tomate frito industriales. No lo es de las clásicas porque tienen muchísimo azúcar añadido, pero tampoco de todos esos productos relativamente novedosos etiquetados como “receta casera”, “receta artesanal” o algún calificativo similar que han proliferado muchísimo en los supermercados y que cada vez se ven más en los carros de la compra.
La salsa de tomate, si tienes un poco de tiempo y un hueco en el congelador para hacer de más cuando te pongas a ello, mejor casera, porque además está mucho más rica, y si tienes poco tiempo y no tienes más remedio que recurrir a un producto de origen industrial, apuesta por las latas de tomate triturado . Fíjate bien en el etiquetado, pero la mayoría están compuestas de tomate casi al 100%. Mejor añadirle a las malas una pizca de azúcar a esta salsa en el cocinado que abusar de las industriales de tomate frito.
Ahora sí, dicho esto, nos metemos en harina con estas cinco ideas concretas, diferentes todas ellas entre sí, y muy rápidas y fáciles de hacer, para cambiarle la cara por completo al topicazo de la pasta con tomate:
Con feta, cherries y aceite de albahaca
Una versión vegetariana exprés de la pasta con tomate sustituyendo la salsa de tomate por los cherries cortados a la mitad es este plato que también lleva queso feta y un aceite de albahaca hecho con hojas frescas de esta planta y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Es tan sencillo como empapar la pasta ya cocida con el aceite y añadir en crudo el feta en taquitos y los cherries. Una comida hecha en el tiempo que tarda en cocerse la pasta.
El tomate seco es otra forma de salirse de la clásica salsa de tomate. Añádelo al pollo una vez esté dorado y sírvelo junto a la pasta y un poquito del agua de la cocción para después rematarlo con unas hojas de espinaca frescas o alguna otra hoja verde que te guste más. También acepta bien el plato una pizca de queso rayado.

pasta
Tenemos en la cabeza que el pesto solo puede hacerse con ajo, piñones, albahaca, parmesano y aceite de oliva virgen extra, pero esta es la versión genovesa de una salsa italiana que puede hacerse con otros ingredientes siempre y cuando respete la fórmula de llevar frutos secos, queso, hierba y aceite de oliva virgen extra. Una alternativa que hemos probado y está buenísima es el pesto alla trapanese, que se elabora con tomate fresco pelado, sin pipas y escurrido, almendras, ajo, albahaca fresca, parmesano y aceite de oliva virgen extra. Los puristas te dirán que sin mortero no sabe igual pero, ahora que no nos oyen, puedes hacerlo en la batidora dejando la salsa a medio triturar, trabada, y te sabrá a gloria igualmente.
En este caso sí hace falta una salsa casera de tomate o en su defecto recurrir al tomate triturado industrial. Siendo mejor lo primero, una vez esté hecha la salsa tradicional y la pasta cocida, mezcla todo en el mismo recipiente y con el fuego muy bajo pica en trocitos pequeños una porción de mozzarella de búfala. Espera que se derrita y de untuosidad al plato y remata con albahaca fresca. Un consejo extra es que te guardes un trocito pequeño de la mozzarella en crudo para servirlo al emplatar junto a las hojas de albahaca.
Si eres amante de la pasta con tomate es probable que conozcas esta versión originaria de Amatrice, de ahí su nombre, un pueblo situado en la región del Lazio. El plato consiste en hacer una salsa de tomate casera con guindilla y guanciale, que es la papada del cerdo. Al ser una versión casera y no ser tan sencillo encontrar esta parte de la carne del cerdo, puedes sustituirla por panceta, pero que sea mucha calidad porque tiene mucho peso en el plato.
La receta es bien sencilla: saltea el guanciale (o panceta, en su defecto) con la guindilla; cuando esté dorada la carne, añade los tomates enteros pelados y deja que cocine a fuego medio hasta que se deshagan; corrige con azúcar el punto de acidez y añade un toque de pimienta si lo deseas. Por otro lado, cuece la pasta al dente, y cuando esté listo sirve la salsa sobre la pasta, que suele ser espagueti en este caso. Si te apetece añadir un toque español al plato -que me perdonen los puristas-, sofreír un poco de cebolla con la carne es una muy buena idea también, pero no forma parte de la receta original. No olvides el pecorino o el parmesano rallado.
Aquí te dejamos un vídeo para aprender a preparar esta deliciosa pasta.