Alegra tus tostadas del desayuno con esta deliciosa crema dulce de castañas
El otoño es temporada de castañas. Una manera de beneficiarnos de sus muchas propiedades es con esta crema para untar en el pan que también sirve como acompañamiento del yogur natural y del queso fresco.
El aroma de castañas asadas en las calles nos anuncia la llegada del frío. Nada más apetecible en esta época del año que unas buenas castañas asadas calentitas, ¿verdad? En otoño están en su mejor momento y aunque por sí solas son deliciosas, lo cierto es que podemos beneficiarnos de sus muchas propiedades de muchísimas formas diferentes.
Las castañas son un tentempié muy saludable, aparte de sabroso. Aportan carbohidratos de calidad, son ricas en vitamina B y potasio, y además evitan la retención de líquidos, entre otros beneficios. Y no, no engordan, como mucha gente piensa. De hecho, sus calorías son menores en comparación con el resto de frutos secos, pues aportan 209 calorías por 100 gramos de porción comestible.
Una de las recetas más típicas con castañas es el marrón glacé que tanto gusta a los franceses, pero se pueden preparar con ellas infinidad de platos. La crema de castañas y setas es muy reconfortante en estos días fríos del otoño. También combinan a la perfección con lomo guisado. Pero si realmente lo que a ti te vuelve loca es el dulce, entonces esta crema de castañas te va a encantar y vas a querer ponérsela a todas tus tostadas además de a los yogures naturales o queso fresco, a tus platos de carne a modo de salsa... Y por si fuera poco, va especialmente bien con el chocolate. Ya estamos tardando en prepararnos un buen bote de esta crema.
¿Quieres aprender a prepararla? Vamos allá. Vas a alucinar con lo fácil que es.
Cómo preparar dulce de castañas
Ingredientes:
- 400 gramos de castañas
- 400 ml. de leche
- 180 gramos de azúcar
- Una pizca de sal
- ½ vaina de vainilla
Lo primero que hay que hacer es lavar las castañas. Una vez limpias, haz un corte a cada una como si las fueras a asar.
Hiérvelas en una olla con bastante agua. Escáldalas durante 5 minutos aproximadamente. Retíralas y déjalas enfriar un poco. Cuando estén lo suficientemente frías para poder manipularlas, quítales la cáscara.
Ponlas en un cazo con la leche, el azúcar, la sal y la vaina de la vainilla. Llévalo a ebullición y después baja la temperatura para dejar que se cuezan alrededor de 20 minutos o cuando veas que las castañas están tiernas.
En este punto, quita la vaina de la vainilla. Tritura las castañas con la leche usando una batidora, robot o pasapurés hasta conseguir una crema homogénea. Siempre puedes añadir más leche si quieres una textura más ligera, eso va al gusto de cada uno. Una vez que tienes la crema, solo te falta ponerla en un tarrito de cristal, dejarla enfriar y conservarla en la nevera para ir tomándola cuando te apetezca.
Un último consejo. Si quieres que la crema de castañas te dure más tiempo, te recomendamos que la conserves al vacío. Para ello, coloca los tarros llenos y bien cerrados en una cacerola grande. El agua debe cubrirlos completamente. Los dejamos hervir durante 15 minutos aproximadamente y pasado ese tiempo los dejamos enfriar por completo. ¡Listo!