La historia de la pizza es tan antigua como la historia de la humanidad, se dice que la antigua Grecia ya se servía el una especie de pan decorado con hierbas, especias, ajo y cebolla y que los soldados persas tomaban pan plano con queso fundido por encima. O que otras tropas, en este caso las romanas, comían unos panes parecidos a las focaccias, de origen etrusco.
Aunque la pizza, tal y como la conocemos hoy en día, nació en el SXVII en Nápoles. La popular pizza marinara (según los más puristas solamente puede elaborarse en un horno de leña, a 485 grados durante no más de 90 segundos), condimentada con tomate, ajo, orégano y aceite de oliva, un gran clásico napolitano, se habría creado también en la primera mitad del siglo XVIII.
Aunque otros muchos apuntan que sería Nueva York la ciudad que alumbró la pizza tal y como la conocemos hoy en día. Aunque al principio era un plato reservado para los inmigrantes italianos, después de la II Guerra Mundial, su fama no paró de crecer hasta convertirse en el plato que conocemos hoy.
Una de las claves para que este plato lograra extenderse tanto fue la facilidad para prepararlo. Y así ha seguido hasta nuestros días, la pizza es uno de los platos más cocinados en todo el mundo. Pero solemos cometer errores que arruinan el resultado final. La clave para conseguir una buena pizza es la masa. Nada de masas gruesas, aunque en Chicago ha hagan así, la pizza perfecta tiene la masa fina. Es importante elegir harina panadera para hacer la masa. En cuanto a la levadura, se debe usar levadura fresca de panadería o levadura seca. Uno de los errores más típicos es usar levadura química.
Aunque la receta es aparentemente sencilla, hay unos pasos a seguir, lo primero a tener en cuenta es que los ingredientes de la masa son la harina, levadura, agua, aceite (opcional) y sal. En ese orden, no otro. Además, cuanta más agua pongamos, más ligera será la masa y será más difícil amasarla. Lo ideal es un 1 kilo de harina/550 gramos de agua.
Otro de los errores más comunes que cometemos cuando hacemos pizza en casa, es usar tomate de lata, cuando lo óptimo sería hacer nuestra propia salsa de tomate casera, o en su defecto una calidad no usar cualquier salsa de tomate.
El número de ingredientes y la temperatura del horno también son factores a tener en cuenta si no quieres cargarte esta receta. Te contamos qué otros 10 errores estás cometiendo cuando haces pizza en casa.
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Pensar que todas las harinas son iguales
El reposo es un paso fundamental para que la levadura fermente y así la harina sea más digerible y ligera. El tiempo de reposo dependerá de la harina que hayamos utilizado. Lo recomendable es una harina panadera, es decir, una harina de trigo que tenga entre 10 y 11 % de proteína. En el súper la encontrarás como harina de trigo común, solo tienes que fijarte en el % de proteínas. Si usas harina de fuerza, no quedará esponjosa y si usas de repostería no levará y también quedará como un mazacote.
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Amasar menos de 5 minutos
La masa es la pieza fundamental de la pizza, si no queda bien, ésta no nos gustará. Amasarla nos llevará entre 10 y 15 minutos.
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Pasarle el rodillo a la masa
Está absolutamente prohibido ya que hace que la masa se aplaste y saca todo el aire que hemos conseguido al dejarla reposar. Son necesarias las burbujas de aire para que nuestra pizza esté más ligera y esponjosa. Lo mejor es estirarla con mimo y a mano.
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Calcular el diámetro a ojo
El diámetro de una pizza normal suele ser 28 y 30 cm. Así pues, generalmente necesitaremos una bola de masa de unos 280 gramos, aunque suele ir a peso (hay que coger la báscula y calcular las cantidades).
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Pasarnos con los ingredientes
Sigue esta ley a pies juntillas: cuantos más ingredientes, peor resultado. Es muy importante el equilibrio entre masa e ingredientes. Lo ideal sería para una pizza redonda de 28-30 cm, unos 100 gramos de mozzarella y 30 gramos de jamón y setas, por ejemplo. Como norma básica, recuerda no poner más de tres o cuatro ingredientes.
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Pasarnos con el tomate
Solo hay que añadir una mínima cantidad de salsa y luego esparcirla muy bien por la base. Mejor que sea tomate natural pelado con aceite de oliva, sal, pimienta y orégano. Todo eso en crudo y removemos con un tenedor.
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Poner mozarella de búfala
Existen muchos tipos de mozzarella y precisamente la de búfala (la más conocida en España) no es la más recomendable para la pizza. La mejor es la mozzarella de vaca fior di latte.
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Ponerle tomate sí o sí
Es un error pensar que todas las pizzas llevan tomate. Puedes hacer perfectamente una sin este ingrediente en la base, se llama pizza blanca y es ideal para quienes sufren de acidez. La pizza blanca lleva mozarella y aceite de oliva en la base, los restaurantes italianos suelen hacerlas con los 4 quesos, alcachofas, huevos, cebolla o calabacín.
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Dejarla 15 minutos en el horno
La pizza estará lista en cuestión 7 -10 minutos máximo y es fundamental cocinarla con el horno a temperatura muy alta. De hecho un truco para que quede como en un horno de leña es hornearla directamente sobre la base del horno (sin bandeja) sobre un papel de horno. Si lo haces así, la tendrás lista en cuestión de 5 o 6 minutos.
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Y, por supuesto... comprar pizza congleada
Por supuesto, esta sería la forma más rápida de arruinar tu cita con una auténtica pizza italiana. Remángate y hazla tú mismo, no es nada complicado y el resultado valdrá la pena a la vez que tu salud te lo agradecerá.