Revista Mía

Guisos con patatas para chuparte los dedos

Se adapta a todo tipo de platos y, sin embargo, en muchos hogares hay una única receta que monopoliza este guiso.

En todos los hogares de España se come un guiso de “patatas con”. No es se nos haya olvidado acabar la frase anterior, para nada. Es que, simplemente, ese “ patatas con” refleja muy bien lo que ocurre con este clásico la gastronomía humilde española. Ocurre con él como con las normas del parchís, que “en mi casa se juega así”. Y por mucho que intentan hacernos ver que hay otras posibilidades, y que algunas de ellas se merecen la oportunidad de ser probadas porque pueden incluso mejorar lo de casa, no nos movemos ni un ápice de ello. Ni del parchís, ni de la receta de “patatas con” de la abuela.
Las más famosas, con carne de ternera, pero también se comen desde hace varias generaciones en algunas familias con costillas, sobre todo en las zonas de interior. Si el pescado aparece, como ocurre con el marmitako, es porque el mar está cerca. Al final, este es un plato que se adapta más que ningún otro a la materia prima de la zona. Pero esto ha cambiado actualmente. Ya es mucho más sencillo disponer de productos de primera calidad en cualquier rincón del país, así que es momento de compartir recetas y probar nuevos acompañantes para tu guiso casero de patatas. Estamos seguro que la abuela, allá donde esté, entenderá que dejes al margen el sabor de la nostalgia por un día.

Para los amantes de la carne

Aunque sea conveniente adaptar pequeños matices de la receta según sea el ingrediente principal que va a acompañar a las patatas, como es el caso del caldo, las verduras que aparecen en menor medida o los condimentos -pimentón sí o pimentón no, por ejemplo-, entre otros detalles, a grandes rasgos el concepto es el mismo. Y lo mejor que tiene de largo esta idea de plato es su carácter aglutinante: no hay familia de alimentos que no tenga un hueco en la perola junto a las patatas y un buen fondo.
Lo saben de sobra los carnívoros amantes de la cuchara, que además de las mencionadas patatas con costillas, las habrán degustado seguramente a la riojana, en una versión muy similar a las lentejas cocinadas de esta forma, con embutidos ibéricos. Las famosas revolconas, oriundas de la zona de Cáceres, Salamanca y Ávila, con pimentón de La Vera y panceta ibérica, también tienen ganadas a pulso su fama. En cambio, nuestras favoritas son el clásico de los clásicos: las patatas con carne de ternera. Eso sí, que esta proceda de una parte tierna del animal, por favor. El morcillo es una buena elección en este sentido.
Patatas con langostinos (Foto: iStock)

Patatas con langostinosPatatas con langostinos (Foto: iStock)

Les cuesta horrores a los fieles a la carne darle una oportunidad al pescado e incluso al marisco cuando este “invade” territorio que ellos consideran propiedad de lo cárnico. A todos ellos, desde aquí, les animamos a preparar el guiso de patatas a la marinera, como lo hacían los pescadores de nuestras costas. Unos con sepia o calamar, otros con langostinos y almejas, o cualquiera de los dos por separado, sin olvidarnos del bonito y ese marmitako anteriormente citado que solo por hincarle el diente ya merece la pena viajar al norte de la península en su búsqueda.
Difícil quedarnos, en esta categoría de pescados y mariscos, con una receta favorita, así que optamos por una versión que no todo el mundo conoce: el bullit de peix. Se trata de un guiso de patatas con un surtido de pescados de roca variados en el cual es clave el aporte del azafrán. Se suele terminar con un arroz a banda y es típico de la isla de Ibiza, así que se parece bastante al paraíso para cualquier persona con gusto por el buen comer.
Hasta aquí, ya tendrías una lista de categoría para investigar en casa a partir del concepto del “patatas con”. Pero no queremos olvidarnos, para cerrar el círculo, de que este plato clásico de nuestro recetario también admite planteamientos tanto veganos como vegetarianos. Dos fórmulas insuperables para que vayas directa al grano: patatas con níscalos, un plato elaborado con materia prima de origen vegetal, cuyo único inconveniente es la estacionalidad del níscalo -puedes elaborarla con otras setas más sencillas de encontrar como los champiñones-, y patatas con huevo escalfado, una receta muy sencilla y muy humilde que, eso sí, no es apta para personas que siguen dietas veganas.
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