5 errores al desayunar que se notan en la báscula
Hay muchos errores que cometemos en el desayuno que se traducen en kilos de más. Te hablamos de ellos.

El principal error que cometemos a la hora del desayuno es, precisamente, no desayunar. Si piensas que al hacerlo favoreces la pérdida de peso, te equivocas, ya que el metabolismo necesita estar constantemente activo para quemar más calorías. Además, saltarnos comidas solo hace que lleguemos a la siguiente con más hambre y comamos más cantidad. Recuerda: es mejor comer más veces al día y menos cantidad.
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Es frecuente recurrir a la bollería industrial para acompañar el café o la leche, sin embargo, esta opción es poco aconsejable, ya que contienen muchas grasas y azúcar. Los cereales azucarados y las galletas de chocolate también deben ser un “capricho” ocasional y no la base de nuestro desayuno. Cereales integrales, tostadas integrales con aceite y tomate, fruta, pavo, queso fresco… las opciones son muy variadas.
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Es frecuente salir de casa sin comer nada, habiendo tomado un café o una infusión solamente. El cerebro necesita energía para afrontar las tareas intelectuales y el cuerpo "combustible" para ponerse en marcha. Cuando estamos cansadas, el cuerpo reclama alimentos con más azúcar y más calóricos para obtener energía, por eso, si no comemos nada en el desayuno, es más posible que, a media mañana, caigamos en la tentación de asaltar la máquina del trabajo o la nevera de casa.
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Nos levantamos a golpe de despertador, tomamos lo primero que pillamos a toda prisa, salimos corriendo de casa y nos metemos, día tras día, en una espiral de estrés poco saludable. Si queremos sentirnos mejor y llevar un ritmo de vida más sano, debemos evitar generarnos estrés innecesariamente: levantarnos un poco antes y disfrutar del desayuno con más tiempo será el primer cambio para empezar el día de manera más relajada. Cuando estamos estresadas, recurrir a alimentos calóricos y con azúcar para aliviar la sensación es más fácil y eso se nota en la báscula.
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Cuanto más tarde desayunemos, más hambre tendremos y más difícil será saciar el apetito, por lo que comeremos más… es la pescadilla que se muerde la cola.
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