
8 ideas para comer con menos grasa
Aquí tienes trucos robagrasa que cuidan tu dieta.

Hay técnicas culinarias que no requieren el uso de aceites ni de otras materias grasas, como la cocción, al vapor o el hervido. ¿Otras opciones más atractivas y que también conservan los nutrientes? Aquellas que requieren un empleo mínimo de lípidos como el papillote, el asado, la plancha y el salteado.

Es una técnica culinaria en la que los alimentos absorben mucha grasa. ¿Y si la empleas de vez en cuando? Elige aceite de oliva porque resiste mejor las altas temperaturas que otros vegetales (girasol, maíz o soja) y empapa menos los alimentos. Una vez finalizado el proceso, deja reposar los fritos sobre papel de cocina absorbente.

¿La razón? Las grasas se concentran en la yema del huevo, aunque no son excesivas, mientras que las claras contienen agua y proteínas de alto valor biológico.

Nata, queso, huevo o yogur. Las salsas caseras muchas veces incorporan ingredientes con alto contenido graso. ¿Cómo aligerarlas? Emplea lácteos desnatados y reduce la cantidad de huevo y aceite. ¿Y qué pasa con las comerciales? Revisa el etiquetado, algunas incorporan grasas trans (‘malas’) para aumentar su palatabilidad.

Tiene mejor perfil lipídico que la leche entera y conserva proteínas, azúcares y calcio. A la hora de elegir, adquiere una enriquecida con vitaminas A, D y E. Éstas, al ser liposolubles, se pierden en el proceso de desgrasado.

Hay conservas con la mitad de grasa y bajas en sal, pero con todos los beneficios que ofrece el pescado azul (es rico en proteínas, minerales y ácidos grasos esenciales).

Elige variedades desnatadas que posean menos de un 10 % de grasa o aquellas consideradas como blandas o frescas (camembert, queso de bola, cheddar, mozzarella, queso fresco de cabra o de Burgos).

Prioriza el consumo de aves sin piel (pollo y pavo) y de conejo. Si te gustan las carnes rojas, elige aquellas piezas más magras como el solomillo o el lomo y evita las procesadas, más grasas y contundentes, así como los productos de charcutería, sobre todo el salami, la sobrasada, el salchichón, la morcilla, el chorizo o la mortadela.