Claves para "darle al pause" en vacaciones

Ponte de acuerdo con tu pareja y/o hijos. Da voz a los integrantes de la familia, sobre todo si tienes hijos adolescentes. “Pídeles opinión, negocia y evita las imposiciones. Analizar cuál es el destino más conveniente y cerrar pequeños detalles con todos (excursiones, momentos de compra, tiempo para uno mismo...) ayuda a tener armonía durante el descanso”, comenta la psicóloga de Haztúa y miembro del colegio Oficial de psicólogos de Madrid, Rosana Pereira.

Llevarse cuestiones pendientes en la mochila pasa factura. “No haber resuelto un problema afectivo, una ‘bomba’ laboral... impide que tomes distancia”. Eso sí, cuidado con ser tiquismiquis. “Si te empeñas en resolver hasta el más mínimo detalle, será peor el remedio que la enfermedad”. Entonces, ¿cómo cerrar frentes sin morir en el intento? “Gestiona las tareas que dependan de ti y delega”.

Es una máxima a aplicar. ¿Te pasas el día pensando en lo que ocurrió aquel año? ¿Anticipas el síndrome posvacacional? No podrás escapar de la rutina. “Deja de dar vueltas a lo que sucedió. Si vives en el pasado desatas la tristeza y la depresión, y preocuparte por lo que va suceder genera ansiedad”. ¿La solución? “Aleja esos pensamientos que invaden tu mente y vive el momento presente”.

Piensa, hay cosas que no puedes hacer el resto del año y ahora tienes tiempo. “Recupera ese hobby que tienes abandonado y compártelo con la familia, concéntrate en el placer de leer un buen libro, ve al cine de verano, haz ejercicio al aire libre...”.

Conecta con lo que te hace sentir bien. “Recréate en lo que te gusta. Puede ser tumbarte a la bartola y no hacer nada, aunque no es muy recomendable porque la inacción absoluta aburre, o ir a la montaña, porque conectas con la naturaleza”.

“Lo vamos a pasar fenomenal”, “tendré más sexo”, “los niños se van a portar de maravilla”... A veces pensamos que en las vacaciones van a pasar una serie de cosas que luego no ocurren y esto nos genera frustración. ¿Qué hacer? “No las idealices, sé realista y minimiza al máximo las fuentes de conflicto. Práctica la tolerancia, asume que los demás también están de vacaciones y que, a veces, las cosas no salen como una quiere ”.

Aquagym a las 7, desayuno a las 8, excursión a las 9... Y así un día tras otro de tus merecidas vacaciones. ¡Para! e invierte en una experiencia nueva: no estar sujeta al mandato del reloj. Y es que el ritmo frenético del día a día puede que te haya hecho olvidar que también se puede vivir sin horarios y sin correr de un lado para otro. “Aparca las prisas durante el asueto y rompe con las rutinas. Es básico para poder desconectar totalmente”, explica la experta.

Son las peores compañeras de viaje. “No llego a todo”, “no sé que va a pasar con mi trabajo”... Estar todo el día rumiando estos pensamientos, que suelen salir a flote cuando nos relajamos, no te dejará retomar fuerzas y acabarás quemada. ¿Qué hacer? “Déjalos que fluyan y cambia el autodiálogo interno. Sustituye el ‘tengo que’ y el ‘debo’ por ‘quiero’. Al relajar la autoexigencia verás las cosas de otra manera y apagarás el interruptor”.

Esperemos que no pase, pero ponte en lo peor: ¿Te has quedado colgada? ¿No tienes dinero para ir a la playa? No siempre las cosas salen como pensabas. ¿Lo importante? “Cambiar el ritmo para desconectar. Llama a ese amigo que hace mucho que no ves, acude a un concierto al aire libre...

Apaga la tecnología. Llevarse el portátil a la playa o no despegarse del teléfono móvil solo servirá para recordarte asuntos laborales u otros quebraderos de cabeza. “Si no puedes pasar completamente porque te genera preocupación, fija un momento de conexión al día. Dedícale cinco minutos a primera hora de la mañana o haz un repaso antes de irte a dormir”.