Cómo controlar el hambre con mindfulness

Si estás buscando un producto milagro o un método VIP para adelgazar, no es tu plan dietético. El mindful eating es un cambio profundo y duradero en la forma de alimentarse. Se trata de adoptar unos hábitos que te permitan llegar al peso ideal a través de una relación sana con la comida. “Hay una conexión cuerpo-mente que implica ingerir alimentos con atención plena y ser capaz de conectar con las sensaciones y emociones que despierta este proceso. No tiene tanto que ver con lo que comes sino con cómo lo haces”, explica Francesca Román, psicóloga experta en trastornos de la alimentación y coach nutricional de Centrum Psicólogos. Descubre los pilares de este método.

Sin ton ni son. ¿Llegas al supermercado y sientes el deseo irrefrenable de coger una chuchería hipercalórica? “Pregúntate sobre el motivo de esa elección: ”Estoy triste y este dulce me pondrá de buen humor”; “Fue un día difícil y necesito un premio”; “Estoy nerviosa y me tranquilizará”... “Analiza los motivos que te han llevado a buscarlo (pensamientos, sentimientos y sensaciones) y la finalidad de esta elección”.

No hay alimentos prohibidos. Piensa que al dejar de estar vedados pierden su carácter de tentación (ya no hay nada que transgredir). “Es decir, explica la experta, si alguien te dice por ejemplo: no pienses en un elefante rosa, inmediatamente éste vendrá a tu mente. Igual ocurre con un alimento no permitido. Cualquier restricción hará que lo deseemos”

Hay una real y otra emocional. La primera es esa demanda que hace el organismo cuando necesita energía y la segunda está más relacionada con la ansiedad por comer. ¿Cómo diferenciarlas? “Cierra los ojos y coloca la mano sobre el estómago, piensa en un tentempié que no te guste demasiado y plantéate esta cuestión: ¿me lo comería ahora? Si la respuesta es afirmativa, se trata de hambre, y si es negativa piensa que estás utilizando ese nutriente para compensar un estado de ánimo (estás enfada, triste, agobiada...). Trata de resolver estos problemas de otra forma: da un paseo, escucha música, medita...

¿Cuándo fue la última vez que saboreaste un café? Comer con el piloto automático es algo que hacemos a diario. ¿La consecuencia? Te atiborras de forma compulsiva y te niegas la posibilidad de gozar. ¿Cómo cambiar esta conducta? “No conviertas el acto de comer en algo automático. De esta forma conectas con las emociones y disfrutas del olor, la textura y el sabor, cualidades que multiplican la sensación de saciedad”.

Bebe un vaso de agua antes del almuerzo o la cena. Tu mente registra que cambia de actividad.

“Fíjate en cómo están colocados los alimentos en el plato, su color, los contrastes visuales...”.

“Apaga la televisión y aléjate del móvil, el ordenador y de cualquier otro elemento que te despiste”.

Es el tiempo que tarda la sensación de saciedad en llegar al cerebro.

“Coge pequeñas porciones, mastícalas despacio y analiza su comportamiento en boca (sabor, textura...)”