Los beneficios de las castañas

¿Quién no ha tomado nunca castañas asadas en otoño? La verdad es que es todo un clásico. Su olor en las calles es inconfundible. Y no solo están ricas, también son muy sanas. Las castañas tienen muchísimos beneficios.

Las castañas aportan hidratos de carbono buenos, y por tanto de calidad. Lo forman los llamados carbohidratos complejos. El organismo los absorbe poco a poco, lo cual es muy beneficioso, ya que hace que los niveles de azúcar en sangre no se disparen. Además, ayudan a acelerar el metabolismo.

Ayudan a calmar el hambre. Como hemos comentado antes, son carbohidratos complejos, que al digerirse de forma lenta, mantienen durante más tiempo la sensación de hambre a raya.

Su alto contenido en fibra las convierte en un aliado contra el estreñimiento. Siempre y cuando se tomen de forma moderada, ya que en algunas personas provocan digestiones pesadas.

Las castañas tienen muy pocas calorías, así que son perfectas para incluirlas en cualquier dieta. Son frutos secos muy sanos, con propiedades magníficas para mantener la línea. Más o menos, 100 gramos de castañas son unas 190 calorías.

Las castañas son muy ricas en vitamina B (sobre todo si se consumen crudas), esencial para evitar los típicos resfriados de esta época. Las castañas son un chute de energía para el organismo.

Al ser ricas en vitamina B, las castañas aportan un extra de luminosidad a tu piel. No solo la ilumina, también la mantiene cuidada, protegida y perfectamente sana.

Son ricas en potasio, bueno para los riñones, para evitar la retención de líquidos, para evitar la hipertensión y para favorecer la asimilación de las proteínas. También son ricas en hierro, ideales para combatir anemias. Y contiene calcio, magnesio y fósforo. Son perfectas durante el embarazo, para el desarrollo del bebé.