
12 motivos por los que podrías necesitar un coach para adelgazar
Todas hemos intentado bajar de peso y, a veces, el resultado no ha sido el esperado. ¿Hay autosabotaje? Descubre si un coach puede ayudarte.
Casi todo el mundo se ha planteado alguna vez adelgazar y ha fracasado en el intento. ¿Qué pasa? Según Patricia Guzmán, coach de la Asociación Española de Coaching, perder peso no es solo trabajo del cuerpo, también intervienen pensamientos y comportamientos. "Si no se tiene claro el propósito de cambiar y descubrir como hacerlo, la lucha antikilos es constante".
Las dietas clásicas solo actúan sobre los kilos que hay que perder pero no en por qué te sobran, no hay análisis de los motivos de ese sobrepeso. "Pesar más de la cuenta es un síntoma de que algo no va bien. Puede que te sientas insatisfecha, poco reconocida o incluso aburrida y que eso te lleve a comer, aunque sepas que no te conviene".
El papel del coach
Coaching , la palabra de moda, significa ‘entrenamiento’, un proceso de instrucción de la mano de un profesional. "Es importante que esté cualificado y que pueda acreditar su capacitación como coach". ¿Cómo es el proceso? "Breve, práctico y específico". Lo normal es que cuando alguien llegue a consulta se analicen las costumbres que tiene y se indague en las razones que le han llevado a querer adelgazar y aquellas que le llevaron a engordar. Por ejemplo, en el método Ancla, del que la experta es autora, no hay un menú semanal. "Se dan unas pautas sobre cuánto, cuándo y para qué comerlo". Es cierto que la pérdida de peso tarda más en llegar que en un régimen estricto, pero los resultados son profundos y permanentes y afectan positivamente a otros aspectos de la vida del paciente".
Más motivación
Culpa, frustración, miedo, vergüenza. Cualquier plan dietético que despierte estos sentimientos está condenado al fracaso. "No se puede sostener en el tiempo porque requiere demasiado esfuerzo y control. Además, es agotador y te llevará a tirar la toalla". Sin embargo, un programa de coaching nutricional te ofrece pautas para conseguir los objetivos y llevar un estilo de vida saludable. "Se apoya en la motivación, en que te compense hacerlo, aunque no te apetezca algunas veces, al igual que sucede con otros aspectos de tu vida".
Cambia tu enfoque
Imagina que una persona va al psicólogo porque tiene una depresión y el terapeuta le dice que deje de llorar o que lo haga menos. Impensable, ¿verdad? Pues eso mismo se puede aplicar a la pérdida de peso, no te pueden decir que dejes de comer. La idea es que aceptes que la alimentación es vital para estar sana, que el éxito no es cuantificar los kilos que se pueden perder en un periodo de tiempo, sino resolver la relación con la comida y el aspecto físico.

A estas alturas todas conocemos los alimentos calóricos y aquellos alimentos que piensas que son sanos pero engañan. En realidad no es por falta de información que te estés comiendo esa palmera de chocolate o esa hamburguesa, sabes perfectamente que no te conviene pero aún así lo haces y no sabes como evitarlo, echar el freno y empezar una dieta saludable.

Tengo una buena noticia: la fuerza de voluntad no es necesaria, si quieres perder peso. Lo que necesitas es encontrar y conectar con tu auténtica motivación. Un coach podra marcar contigo los objetivos: ¿por qué quieres adelgazar? ¿Cómo quieres verte? ¿Qué quieres para ti?

Hay veces que ni siquiera disfrutas lo que comes. Confundes hambre real con hambre emocional. Obsérvate: ¿te pones delante del plato y no levanta la cabeza hasta que lo has terminado todo? ¿Si te preguntaran sabrías decir lo que has comido ayer? ¿Disfrutas del momento presente, del acto de comer, de cada bocado? Lo has convertido en un acto mecánico que te llevará a comer más de lo que necesitas.

Tu estómago esta lleno pero tú no te siente plena ni saciada y podrías seguir comiendo sin fin. En estos casos es vital recuperar la conciencia sobre el acto de comer: ¿qué como? ¿para que lo hago? También es útil saber que la señal de saciedad no llegará al cereboro hasta pasados 20 minutos, el tiempo mínimo que debes dedicar al acto de comer. ¿Otro truco con efecto saciente? Masticar cada bocado, diez veces. También evita que te siente mal la comida.

En el momento disfrutas mientras te lo comes, pero luego te invade una desagradable sensación de culpabilidad. Sobre todo cuando has tomado lo que no debes (helado, patatas fritas, refrescos, alcohol...). Si los grandes homenajes forman parte de tu día a día, será imposible mantener la línea.

Sabes qué comer y que no, tienes la información nutricional necesaria, te sabes al dedillo el recuento calóricos, sabes como activar tu metabolismo pero no estás mentalizada para ponerte a plan. Sientes que vas a perder algo y no terminas de ponerte en serio. El coah puede marcarte el camino y los tiempos.

A lo largo del día no te saltas tu dieta pero cuando por fin acuestas a los niños o llegas a casa después de un día agotador, te comes todo aquello que sabes que no te conviene. También hay personas que se acuestan y recenan durante la noche. Es decir, por ejemplo cenan a las 8:00, vuelven a tomar alimento a las 11:00 y saltan de la cama pasada de la media noche para volver a ingerir alimento, muchas veces son grandes cantidades y se produce un atracón. Un comportamiento compulsivo que se deja notar en la báscula.

Te dices a menudo aquello de: el lunes ya me pongo”, total a la vuelta de vacaciones", "ahora es imposible", "no es el momento, estoy muy estresada".... y no termina de llegar la ocasión perfecta para ponerte manos a la obra. Diferir, procrastinar o aplazar el hecho de que tienes que bajar de peso, no te servirá de nada.

No tienes hambre, puede que incluso hayas comido hace poco, y sin embargo te pones a picar algo por puro aburrimiento. Para entretenerte con algo. El problema es que a larga este gesto se convierte en un hábito que suma en la báscula y que, a la larga, te hará engordar.

Has tenido un mal día en el trabajo, o has discutido con tu pareja. Adiós a la dieta, comes para sentirte mejor. De hecho, mucha gente toma alimentos como premio, para resarcir una emoción negativa y lo frecuente es que estas recompensas sean poco saludables (chocolate, chucherías, comida rápida...).

Sueles darte un capricho “porque tú lo vales”. Para subirte los ánimos después de un día duro y no te das cuenta que este pecadillo se reflejará en la báscula. Si aprendes a gestionar tus emociones con ayuda de un coach es probable que no caigas en esta peligrosa trampa.

No comes buscando la mejor opción nutricional, comes la mayoría de las veces para gestionar tus emociones. Es tu válvula de escape y te cuesta manejar los contratiempos diarios sin acudir a la comida. Si te has sentido identificada con más de tres puntos, el coaching para adelgazar y el mindfullnes en el plato puede ayudarte y mejorar tu relación con la comida.