
¿Qué sabes de la leche?
Hasta hace poco, la leche era un alimento sano, pero ciertos rumores dietéticos la han rodeado de polémica.

Falso. Se trata de un alimento peculiar. “Es uno de los pocos que, además de ser una excelente fuente de este mineral, contribuye a la buena salud de los huesos, contiene cantidades reseñables de casi todos los macronutrientes (hidratos, proteínas y grasas ) y, además, aporta sustancias probióticas que ayudan al equilibrio de la flora intestinal”, aclara la doctora Olga Hernández, especialista en nutrición de la Clínica Tufet.

Falso. Los defensores de esta teoría argumentan que el ser humano es el único animal que sigue tomándola de adulto. En realidad, explica el dietista Aitor Sánchez en su libro Mi dieta cojea (Ediciones Paidós), es una teoría fallida. “Los animales no la toman tras el destete porque no tienen acceso a ella; es una cuestión de disponibilidad”. Tampoco el experto ampara la idea de que no está diseñada para las personas. “No hay ningún alimento concebido para los humanos, salvo la leche materna. Las abejas no hacen miel para que nos la tomemos, ni una coliflor o un brócoli crecen para ser comidos”.

Falso. Aunque puede contener nutrientes extras, también tiene microorganismos dañinos, por eso está prohibida su venta directa. “La que se adquiere en comercios y grandes superficies, explica la experta, está sometida a tratamientos de esterilización que destruyen bacterias y gérmenes y alargan su duración”.

Falso. La más aconsejable es aquella que se ha sometido a un tratamiento térmico suave (por debajo de 100 ºC). “Las altas temperaturas degradan sus proteínas, favoreciendo la permeabilidad intestinal”, comenta Hernández. “Elige la pasteurizada mejor que la uperizada, ya que conserva más nutrientes; solo tiene una pega: hay que conservarla en el frigorífico”, aclara Sánchez.

Falso. Se ha cuestionado su papel en la descalcificación y en el desarrollo de cáncer. Con respecto a lo primero, hay que señalar que los problemas óseos están más vinculados con unos insalubres hábitos de vida (tabaquismo, sedentarismo, baja exposición solar). En cuanto al cáncer, es difícil establecer una causalidad. Según Sánchez, existen resultados que relacionan la prevención de algunos tipos (vejiga o colorrectal) con el consumo de leche o lácteos fermentados, así como estudios que vinculan su ingesta habitual a un ligero aumento de otros (próstata).

A medias. Es cierto que la leche forma una película en las paredes del estómago que protege del ácido gástrico durante 30 minutos, pero el alivio es efímero y a largo plazo provoca el efecto contrario.

Falso. Este dicho popular tiene que ver con el proceso que se origina al poner leche con zumo de naranja: la mezcla se corta y se agria. “Pero este efecto no se traslada al estómago: la leche se puede tomar con otros alimentos sin poner en riesgo la salud”, dice Hernández.

Falso. Afirmar que alguien que tome leche acabará tarde o temprano desarrollando una alergia es erróneo. Esta sensibilización a su proteína es rara, se da a edad temprana, causa síntomas respiratorios, cutáneos y digestivos, y no suele persistir toda la vida. Lo que es más común es la intolerancia a la lactosa. Es el azúcar de la leche y hay quien la digiere mal y, conforme se hace mayor, el intestino la asimila peor. También puede surgir de forma secundaria, aclara Hernández, asociada a síndromes diarreicos, enfermedad celíaca o tratamientos con quimioterapia”

Falso. Solo hay que elegir una con bajo contenido graso cuando se tenga un problemas cardiovascular o se quiera cuidar la línea. “Al desnatarla se retira la parte grasa y con ella las vitaminas asociadas a ésta”, explica Sánchez. Busca las enriquecidas con vitaminas A y D.

A medias. No hay evidencias de que la leche de vaca aumente el moco ni tampoco de que agrave los problemas en las vías respiratorias. “Sin embargo, aclara la experta, si hay un grado elevado de intolerancia, puede aumentar las secreciones de las membranas mucosas”.

Verdadero. Como los frutos secos, el pescado y los cereales integrales, contiene triptófano, un aminoácido que promueve la secreción de determinadas hormonas (melatonina y serotonina) que favorecen el sueño. Toma un vaso entrada la tarde o antes de irte a la cama.

Falso. Primero, el empleo de hormonas es ilegal. En cuanto a los antibióticos, solo se usan en situaciones puntuales y con tiempo de retiro. Es decir, se espera a que el animal metabolice estas sustancias, de modo que no estén presentes en la leche o en la carne en cantidades que pongan en peligro la salud.