Revista Mía

Trucos para cocinar las alcachofas

Uno de los productos estrellas del campo al que dejarás de temer cuando sepas cómo tratarlo.

Las vemos en la carta de un restaurante y siempre entran en la selección final entre las que elegimos finalmente la comanda, pero es pensar en cocinar alcachofas y de repente, de la nada, aparece un muro virtual entre nosotros y ellas que nos hace dar la vuelta y buscar otras opciones en el supermercado. La pereza, el miedo a destrozarlas al manipularlas y el desconocimiento a la hora de cocinarlas es una mezcla de argumentos demasiada poderosa, pero el día que decidas escalar el muro por primera vez ya nunca querrás volver al otro lado. Las alcachofas son una joya demasiado preciada como para no usarlas en casa.

De los tres grandes prejuicios que hemos citado como razones de peso que llevan a muchos cocinillas a no atreverse con ellas podemos ayudarte en dos. De hecho, ya te hablamos hace relativamente poco de cómo limpiarlas y conservarlas. Manipularlas es más sencillo de lo que parece porque su carne es consistente, no es excesivamente delicada. Sí es cierto que tiene un poco de intríngulis la técnica para no llevarte media alcachofa al pelarla, pero si sigues bien los pasos, a la tercera que limpies lo tendrás totalmente dominado. Y no olvides conservarlas en agua y perejil (o zumo de limón) para que se oxiden lo menos posible hasta que las tengas todas peladas y puedas cocinarlas.

El texto que le dedicamos a ese punto acaba con uno de los tres problemas. Nos saltamos el de la pereza directamente porque eso no es algo que se pueda quitar leyéndonos; como mucho, podemos ayudar exaltando el sabor de las alcachofas y lo bien que funcionan en distintas elaboraciones, para que tu estómago y tu imaginación trabajen tanto que sean capaces de derribar a tu actitud en caso de tener pereza para cocinar en casa. En cambio, sí podemos ayudarte en el tercero de los puntos dándote algunos trucos para cocinarlas.

Confía en las hierbas aromáticas

Como te decíamos, las alcachofas son muy versátiles, ya que se adaptan bien a distintas recetas, y también a distintas elaboraciones. Al menos hay cinco formas para cocinarlas que hayamos testeado con éxito, y a cada una de ellas puedes darle tu toque personal.

Una muy sencilla y saludable es hacer esta hortaliza al vapor. En 25 minutos, aproximadamente, tendrás unas alcachofas cocinadas que puedes utilizar como guarnición. Para que no resulten sosas, cocínalas con una selección de hierbas aromáticas frescas. Tomillo, romero, perejil, hierbabuena… las que más te gusten. Exactamente igual pero recortando el tiempo de cocción se pueden cocinar hervidas, con la ventaja extra de que puedes utilizar el agua de la cocción en alguna elaboración posterior si lo deseas. En este caso, es conveniente que no entren en contacto con el aire porque se oxidarán durante el cocinado, así que tapa bien el recipiente donde las cuezas.

En ambos casos, para comprobar si están listas puedes pincharlas con sumo cuidado y comprobar si sale fácilmente, lo que te ayudará a medir la ternura interior de la carne ya cocinada.

A la plancha, al horno, fritas o

Alcachofas (Foto: iStock)

AlcachofasAlcachofas (Foto: iStock)

También muy saludable es hacerlas al horno, donde tendrás que darle potencia suficiente -180-200 grados, dependiendo del horno y el tiempo que las dejes- y también un poco más de tiempo que al vapor. De nuevo, si las estás horneando solas, añadir hierbas que las aromaticen y una pizca de sal es una buena idea.

Para darles un ‘punch’ de sabor y gracia, puedes optar por ceder un poco en lo saludable en favor del sabor y optar por hacerlas fritas. Qué maravilla tan sencilla son unas buenas alcachofas laminadas enharinadas y fritas. Uno de esos entrantes que pone la mesa a tono; un vicio. Simplemente abiertas por la mitad y hechas a la plancha o, mejor aún, a la parrilla, con una gota de sal gruesa, también son una delicia. Esta última forma de elaborarlas es, además, la más sencilla y rápida, porque en 5 o 6 minutos estarán listas. La clave es utilizar, en caso de que las hagas en la sartén, una buena herramienta antiadherente y no pasarte de potencia en el fuego para no estropearlas con el exceso de calor.

Y por último, quizá la forma más efectiva para sacarle su máximo rendimiento a este vegetal, incluirlo como un ingrediente importante dentro de un plato principal más elaborado. Nuestro favorito, sin duda alguna, en un arroz, pero pueden ir en guisos y sopas también. De nuevo, darles el punto óptimo y manipularlas bien antes de cocinarlas es fundamental para que la receta sea un éxito.

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