5 trucos útiles para hacer el mejor puré de papas
El puré de papas, no hay duda, tiene algo de especial. Y no solo porque es tremendamente fácil de elaborar, sino porque su sabor suave y textura cremosa lo convierten en un acompañamiento ideal de muchos platos.
Me encanta el puré de papas. Es tan fácil de elaborar que solo basta con escoger las patatas adecuadas, pelarlas, cortarlas y cocinarlas en agua hirviendo hasta que estén tiernas, para luego machacarlas (o batirlas si deseas conseguir una textura aún más suave), triturarlas y mezclarlas principalmente con leche, mantequilla y un poco de sal.
En mi caso, sin embargo, me gusta añadirle un poco de azúcar, ya que me encanta la combinación de los sabores salados con los dulces. Especialmente cuando, además, añado un poco de eneldo por encima, ya que le proporciona un aroma delicado y un sabor aún más exquisito.
Pero aunque es cierto que la receta tradicional no tiene demasiada complicación, y aún cuando es posible añadir infinidad de variaciones, existen algunos consejos que pueden ser de muchísima ayuda.

Cómo hacer tu puré de papas rápidamente
Si deseas una receta rápida para hacer puré de patatas, no te pierdas la receta sencilla y simple que te proponemos a continuación.Ingredientes: Solo necesitas 1,2 kg de patatas, 60 g de mantequilla, 10 cl de leche y una pizca de sal.Elaboración: Pela las patatas y córtalas en trozos pequeños. Pon agua en una cacerola, añade las patatas y deja que hierva el agua, hasta que estén tiernas. Una vez cocidas, escúrrelas y deja que el agua se evapore durante unos minutos. Sin esperar a que se enfríen, tritúralas muy bien con la ayuda de un machacador de papas o con una batidora eléctrica. Luego, añade poco a poco la mantequilla, la leche y la sal, y mezcla hasta que adquiera la textura deseada. Sirve de inmediato.

¿Qué variedad de papas es mejor?
Lo cierto es que cualquier variedad de papa es válida a la hora de cocinarla y hacer puré con ella. Por lo que, en realidad, se trata de una elección bastante subjetiva. No obstante, hay algunos aspectos interesantes que podemos tener en cuenta.Por un lado, las papas con una mayor presencia de almidón ayudan a conseguir un puré mucho más esponjoso, ideal para absorber mejor la mantequilla. Sin embargo, esto no sucede con las papas más cerosas, que son útiles para obtener un puré algo más cremoso.Dado que preferimos cierto equilibrio entre cremosidad y esponjosidad, una opción útil es escoger papas muy harinosas o con almidón, como Russett o King Edward.

¿Es aconsejable empezar a cocinar en agua fría?
Suele ser muy habitual cubrir las papas con agua fría y sal, y luego poner la cacerola al fuego hasta que hierva, para que, finalmente, se cocinen completamente y de forma uniforme. Pero, ¿es esto correcto?En realidad sí, dado que si llenamos la cacerola con agua hirviendo, y procedemos a añadir luego las papas, la parte exterior empezará a ablandarse mucho antes de que el calor llegue al centro. Y el resultado puede ser muy negativo, ya que terminaremos con una superficie empapada en agua y el interior duro.Luego, si las utilizamos para hacer el puré, al final se acabará convirtiendo en una crema grumosa, difícil de comer.

Consiguiendo que todas la papas se cocinen a la vez
Para evitar que algunas papas estén más duras y otras muy cocidas, debemos evitar usar papas cortadas con diferentes tamaños, ya que de esta forma solo conseguiremos que unos trozos se cocinen más rápidamente que otros. Y, si esto es así, el riesgo de que se formen grumos a la hora de machacarlas y hacer el puré es bastante elevado.De ahí que sea una buena idea seleccionar papas que tengan aproximadamente el mismo tamaño. Y que, además, cortemos las más grandes hasta que tengan aproximadamente el mismo tamaño que las demás.

La importancia de cocinar y escurrir
Muchos cocineros subestiman a menudo el tiempo que las papas necesitan para ablandarse antes de ser machacadas. Y lo mismo ocurre con el método de cocción, siendo fundamental evitar hervirlas de forma vigorosa, sino hacerlo hirviendo a fuego lento, lo que puede tomar entre 30 a 45 minutos.Una vez blandas, es fundamental escurrirlas muy bien en un colador, para, seguidamente, devolverlas a la cacerola aún caliente con la finalidad de secarlas al vapor (esto ayudará de forma muy positiva a la hora de eliminar el exceso de humedad).