Las últimas revisiones del precio de la bombona de butano han sido al alza, mientras que el gas natural registrará en julio su primera bajada en meses. Dada esta situación, es normal que algunos consumidores nos planteemos dar el salto a esta segunda fuente energética. Ahora bien, ¿compensa? ¿Qué debemos tener en cuenta antes de buscar una tarifa de gas natural?
El volumen de gas, dato imprescindible
El primer paso que debemos dar antes de cambiar de la clásica bombona de butano al gas natural es pensar en el consumo que realizamos. Por ejemplo, si nos planteamos instalar radiadores de cara al invierno, cambiar al gas natural será básico. No obstante, si el gasto energético lo reducimos a la cocina y al agua sanitaria, es vital hacer cuentas. Por ejemplo, si en nuestra casa utilizamos dos bombonas al mes (cocina y baño), el gasto en butano anual es de 340,32 euros. ¿Y si fuese gas natural? Lo primero es traducir las bombonas a volumen de gas, lo que nos dará 318 kWh/mes. Dado que nuestro consumo anual es inferior a 5000 kWh, nos tendríamos que acoger a la TUR 1, con lo que la factura subiría hasta 311,65 euros/año.
En definitiva, si las tendencias en los precios siguen como ahora, sale más a cuenta dejar atrás la bombona de butano. Además, debemos tener presente que en los precios arriba mostrados aún no se han aplicado las rebajas sobre el gas natural, por lo que el ahorro aún debería ser mayor.
Tal y como hemos podido ver, el precio del gas natural hoy es más bajo que el del butano, lo que es todo un aliciente para dar el paso, pero no es el único. El gas natural conlleva otros beneficios, como que la instalación sea más segura. Además, añadiremos la comodidad de no tener que estar pendientes de si la bombona se está terminando o si tenemos cerca una gasolinera donde comprarla.
En definitiva, es una fuente energética más interesante para familias grandes o con niños pequeños, tanto por el extra de seguridad, como por la tranquilidad de saber que siempre contaremos con gas para cocinar o darnos una ducha caliente.
Sin embargo, hay otros factores que debemos tener en consideración antes de dar el paso. El primero es la instalación. Dado que no es la misma para el butano que para el gas natural, es posible que nos toque ajustar nuestra vivienda. Es decir, por un lado, ganaremos el espacio que hoy ocupa la bombona. No obstante, es más que posible que los electrodomésticos no podamos reutilizarlos. Obviamente hablamos del termo y la cocina, que son los dos que están relacionados con la bombona. Por lo cual, es probable que nos toque renovarlos.
Otro motivo para plantearnos seguir con el butano es que con el gas natural siempre pagaremos un mínimo, independientemente de si gastamos o no. Finalmente, no hay que olvidar que existen otros costes fijos que encarecen la factura. En este caso, el coste del contador es de casi 29 euros al año, por lo que el ahorro al final tampoco es tan elevado.
Por lo tanto, llegados a este punto, debemos hacer un balance de si el ahorro y las ventajas que nos ofrece son lo suficientemente interesantes como para dar el salto. Y es que, aunque la tarifa de gas puede llegar a ser hasta un 14 % más económica que el butano si acudimos a comercializadoras de mercado libre, no debemos perder de vista el resto de costes asociados al cambio.