Los hijos de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, llamados, Juan, Pablo, Miguel e Irene, han pasado de ser figuras infantiles en los eventos de la Casa Real a jóvenes adultos con vidas independientes. Cada uno de ellos, está desarrollando su carrera en diferentes ciudades de Europa. Los cuatro sobrinos del Rey Felipe VI han encontrado su camino en Londres, Barcelona, Ginebra, Madrid y Oxford, cada uno destacando en áreas muy diversas.
Con intereses tan variados como el automovilismo sostenible, el balonmano, la biología marina y la gestión de eventos, los cuatro hermanos reflejan un equilibrio entre las tradiciones familiares y la búsqueda de su identidad individual. Además, han sabido mantener una estrecha unión familiar a pesar de la distancia, apoyándose mutuamente en sus logros y enfrentando juntos los momentos más complejos.
Este nuevo capítulo en sus vidas muestra cómo los sobrinos del Rey Felipe VI están labrándose un futuro prometedor, demostrando que el legado de su familia combina la discreción y la dedicación que aporta cada uno en sus respectivos campos.
Juan Urdangarin: un futuro prometedor en Londres

Con 25 años, Juan, el mayor de los Urdangarin, se ha establecido en Londres, donde trabaja para la Fórmula E, un innovador campeonato de automovilismo eléctrico dirigido por Alejandro Agag. Su papel como ayudante de producción lo lleva a viajar por todo el mundo, consolidando su posición en un sector en constante evolución.
Juan mira hacia el futuro, con la competición de Extreme H, que se organiza con automóviles impulsados por hidrógeno y podría convertirse en el próximo gran hito en el automovilismo sostenible. A pesar de su carácter reservado, Juan mantiene fuertes lazos familiares y no duda en acudir a eventos importantes, como la reciente boda de Teodora de Grecia, donde se le vio acompañado de su madre y hermanos.
Pablo Urdangarin: el deportista de la familia

A sus 24 años, Pablo ha seguido los pasos de su padre en el balonmano, convirtiéndose en una de las caras más mediáticas de los Urdangarin. Actualmente, juega en el Fraikin BM Granollers de la Liga Asobal, donde su familia suele acompañarlo en las gradas. Compagina su carrera deportiva con estudios en Sport Management, una disciplina que combina administración de empresas y deportes.
En el ámbito personal, Pablo mantiene una relación con Johanna Zott, a quien conoció en su etapa escolar en Barcelona. La joven, muy cercana a la familia, se ha integrado perfectamente en el entorno de los Urdangarin y se lleva muy bien con la Infanta Cristina.
Miguel Urdangarin: pasión por el mar y nuevas experiencias

Miguel, de 22 años, ha encontrado su vocación en la biología marina. Tras graduarse en la Universidad de Southampton, en Reino Unido, trabaja en prácticas en su sector, dividiendo su tiempo entre Ginebra y Madrid. Este joven, que tiene como padrino al Rey Felipe VI, mantiene una conexión especial con el mar y con Inglaterra, donde también reside su hermana Irene.
En el plano sentimental, Miguel ha comenzado una relación con Olympia Beracasa, una joven venezolana de una destacada familia empresarial y cultural. La pareja ha sido vista en varios eventos familiares y deportivos, consolidando así su vínculo amoroso.
Irene Urdangarin: la benjamina brilla en Oxford

La menor de los hermanos, Irene, de 19 años, ha iniciado recientemente sus estudios universitarios en Hostelería, Gestión de eventos y Turismo en Oxford. Después de un año sabático que incluyó voluntariado en Camboya, Irene ha comenzado una nueva etapa en una residencia universitaria.
Siguiendo el ejemplo de sus hermanos mayores, está explorando su independencia en una de las ciudades más emblemáticas del mundo académico. Acompañada por su madre y su hermano Juan en sus primeros días en Oxford, Irene demuestra ser la continuidad de una familia que combina tradición y modernidad.
Como podrás observar, los hijos de la Infanta Cristina han tomado caminos diferentes, pero todos comparten el legado de una familia unida y resiliente. Sus logros profesionales y personales son un reflejo de cómo han sabido equilibrar su vida pública con su deseo de mantener su privacidad, dejando su propio sello en cada ámbito que han elegido. Esta nueva etapa para los Urdangarin demuestra que, a pesar de las dificultades del pasado, el futuro está lleno de promesas y oportunidades para ellos.