Durante años, hemos romantizado el sufrimiento por amor y las telenovelas han ayudado a perpetuar la idea de que para ser feliz es imprescindible sufrir. Por eso es tan importante aprender a identificar las banderas rojas y saber distinguir realidad de ficción.
Todas, en algún momento de nuestra vida hemos tenido la sensación de estar atrapadas en una relación autodestructiva. La RAE señala como persona tóxica a aquella que tiene "una influencia nociva o perniciosa". Y en eso los melodramas, ¡son auténticos expertos!
Confianza, complicidad, cariño y respeto. Las parejas de las telenovelas pocas veces cumplen con estos requisitos para hacer que sus relaciones funcionen de una manera sana.
En la televisión, hemos sido testigos de este tipo de romances que se convierten en auténticas pesadillas para quien los vive desde dentro.
Los protagonistas, (casi siempre hombres), muestran actitudes peligrosas como los celos compulsivos, el afán por controlar a la otra persona o incluso, la violencia física.
Una de las actrices que aprendió que el amor no debe doler a base de interpretar a mujeres sufridoras es Thalía, quien encarnó a las tres Marías en la exitosa trilogía de los 90. Daba igual si su galán se llamaba Luis Fernando o Jorge Luis, todos los hombres que se acercaban a ella intentaban cambiar su personalidad convirtiéndola en una persona sumisa y obediente.
Humillaciones no, gracias
«Nunca me enamoraría de una muchacha tan vulgar como tú». Eso fue lo que Luis Fernando (Fernando Colunga) le dijo a María (Thalía) el día que la conoció en María la del barrio. ¡Importante! Si el hombre que dice amarte te humilla día sí y día también, quizás debas plantearte que esa relación puede ser muchas cosas excepto sana.
Pasión y poder
Otra que se ha convertido en una auténtica maestra del amor tóxico es Camila Sodi, quien a pesar de encarnar a la mala del cuento en Rubí, aseguró en una entrevista que «el machismo y la violencia nunca deberían disfrazarse de heroísmo».
«El machismo y la violencia nunca deberían disfrazarse de heroísmo».
La irresistible Rubí (Camila Sodi) no tuvo reparos en abandonar a su novio para casarse con el prometido su mejor amiga. Y es que, mientras Alejandro no tenía un céntimo, Héctor era un apuesto millonario.
Casarse sin amor
En Amor real, Matilde (Adela Noriega) es obligada a casarse para salvar a su familia de la ruina. En lugar de entenderla, Manuel (Colunga) la desprecia y humilla y cuando ella al fin se enamora de él, este le acusa de infiel.
Celos compulsivos
Hürrem (Meryem Uzerli) se niega a compartir a Süleyman con el resto de concubinas, pero en lugar de aceptar la realidad, se martiriza viendo cómo este disfruta acumulando amantes. Casado en dos ocasiones y líder de un harén en el que abundan las esclavas, el Sultán muestra la cara más oscura de las relaciones románticas en la época del imperio otomano.
La Julieta turca
Bihter, personaje interpretado por Beren Saat, es capaz de suicidarse al descubrir que su amor con Behlul (Kivanç Tatlitug) es imposible. Nadie debería ser como la protagonista de Amor prohibido. Al fin y al cabo, de amor nadie se ha muere, ¿no deberíamos apreciar nuestra vida por encima de todo?
El aprovechado
Ruth Núñez encarnó a la inocente Bea, capaz de hacer cualquier cosa por don Álvaro (Alejandro Tous). Tan ciega estaba por él, que casi entra en prisión por las trampas y engaños de su querido jefe.
¿Puede la venganza convertirse en amor?
Mía (Anahí) y Miguel (Alfonso Herrera) saben mucho de relaciones tóxicas y “rebeldes”. Su historia de amor, que comenzó con una venganza, termina convirtiéndose en un círculo vicioso de celos enfermizos, peleas, insultos y traiciones.
Rabia y despecho
Luis Roberto Guzmán dio vida a José Luis en Lo que la vida me robó. Un hombre que nunca superó que Montserrat (Angelique Boyer) no le amase y utilizó su rabia para maltratarla física y psicológicamente.
Amar matando
En Pasión de gavilanes, Rosario (Zharick León) menospreciaba los sentimientos de Armando (Juan Aragón) y él le devolvía el daño haciéndole sentir inferior, hasta que, cansada de vejaciones, ella llegó a dispararle.
Segundas partes nunca fueron buenas
Dicen que un clavo saca a otro clavo, menos si estás en Amar es para siempre, te llamas Coral (Carlota Baró) y has engañado a tu novio con su primo. Ni siquiera esperando un hijo suyo, fue capaz de pasar página y ver en Raúl (Jon Plazaola) al hombre de sus sueños.
Un pecado llamado codicia
Teresa (Angelique Boyer) odia ser pobre, por eso se casa con Arturo (Sebastián Rulli) a pesar de amar a Mariano (Aarón Díaz). La carrera para ver quién es el más infiel comienza cuando Arturo descubre la verdad.
No se perdona al hombre que te arruinó la vida
Una de las historias más duras que hemos visto en televisión ocurre en La venganza de Iffet. La joven Iffet está profundamente enamorada de Cemil (Ibrahim Çelikkol), un atractivo taxista con el que se ve en secreto. Un día, durante la boda de unos amigos, Cemil, ebrio y descontrolado, viola a Iffet y la deja embarazada.
Traumatizada, la chica jura vengarse de él mientras intenta pasar página empezando una nueva vida como sirvienta en la mansión de Ali Ihsan Ersoy. Pero, de manera surrealista, el amor de Iffet por Cemil parece ser mucho más fuerte que el rencor y acaba perdonándole, llegando incluso a casarse con él.
"Loca" de amor
En La Promesa, el triángulo amoroso protagonizado por Jana (Ana Garcés), Manuel (Arturo Sancho) y Jimena (Paula Losada) ha mantenido a la audiencia en vilo durante un año.
Aunque está locamente enamorado de Jana, la sirvienta de palacio, Manuel se casa obligado por sus padres con Jimena, la hija de los duques de los Infantes. Tras un sinfín de idas y venidas, Manuel y Jimena huyen juntos para disfrutar de un fin de semana de ensueño. Tras su aventura, Jimena empieza a perder la cordura.
La noble duquesa fingirá un embarazo y más tarde un aborto. Provocará un incendio en La Promesa y hasta secuestrará a su cuñada Catalina (Carmen Asecas) con tal de mantener a su lado a Manuel.
¿El culpable de esta dolorosa situación? Manuel, incapaz de plantarse delante de sus padres y confesarles que está enamorado de una doncella. Incapaz de explicarle a su esposa que su matrimonio es una farsa. Incapaz al fin y al cabo de decir la verdad para evitar el sufrimiento de dos mujeres que le aman.
