Hace mucho tiempo que todos sabemos que el matrimonio de Juan Carlos y Sofía es un puro paripé. El emérito ha tenido durante su vida, multitud de amantes y se ha jactado de ello en público. Sofía, que fue educada en unos principios estrictos del cumplimiento del deber y de la responsabilidad, ha mantenido el tipo, cumpliendo su papel institucional y jamás le ha pagado con la misma moneda.

Por ello, es el miembro de la familia Real Española que goza de mayor simpatía entre los españoles, porque al margen de que seas monárquico o republicano, al final te da un poco de pena la señora, y lo digo así, porque por encima de su estatus, todos somos personas.
Da la sensación de que la reina emérita fue educada para mirar hacia otro lado y aguantar las continuas infidelidades de su esposo, pero sí hay algo que probablemente lleve mal, es la humillación pública. Los periodistas expertos en casa real como Pilar Eyre, aseguran que la respuesta de la reina emérita ante las imágenes de su marido con Bárbara Rey y los audios que acaban de salir a la luz, ha sido la indiferencia. Hace años que no se habla con Juan Carlos y no es de extrañar, teniendo en cuenta las continuas humillaciones que tuvo que soportar como esposa durante toda su vida.
El día que Sofía lo encontró con otra

Al principio, el matrimonio de los reyes era feliz y según dicen, Sofía estaba enamorada de su esposo, pero un buen día se le cayó la venda de los ojos. Ese fue el día que le pilló con otra por primera vez. Según Eyre fue un 10 de enero, cuando don Juan Carlos se suponía que había ido a cazar a los montes de Toledo. Doña Sofía decidió sorprenderlo y, sin avisar a nadie, pidió a su chófer que la llevara con sus hijos, las infantas Elena y Cristina y el príncipe Felipe, a la finca de un amigo del rey.
Al llegar a la casona, se encontraron con la puerta cerrada, pero Sofía accedió y al entrar en una de las habitaciones, según Pilar Eyre, Sofía "vio lo que nunca hubiera querido ver: a su marido con otra mujer". Este episodio marcó un antes y un después en la vida de la reina, ya que que a partir de ese momento decidió cumplir con su papel institucional, pero nunca más fue la esposa del rey.
Juan Carlos, el rey del descaro

Con el paso del tiempo, las andanzas del monarca eran cada vez más conocidas. Juan Carlos no se escondía, todo lo contrario, le encantaba jactarse de sus correrías amorosas, como un gran macho. El rey era grabado con sus amantes. Le grababan lo que hablaba por teléfono y lo que hacía con sus amantes, incluso los vídeos eran vistos por altos mandos del estado para algarabía general. La Reina estaba al tanto de todo, pero seguía cumpliendo con su papel. No nos extraña que el Rey Emérito la calificara como "una gran profesional" y le asegurara a Bárbara Rey que a él su matrimonio le resultaba "comodísimo" y encima "no se iba con otro".
La sensación de impunidad de la figura del monarca, le ha llevado a saltarse los límites de lo que resulta ético y aceptable. Hoy todo está saliendo a la luz. Hasta el punto de llegar a humillar en público a la Reina Sofía con sus desplantes y sus malos modos, o con su descaro. Cuentan los expertos en Casa Real, que hace años la Reina coincidió en un restaurantes de Palma con otra de las amantes del rey, Marta Gayá. El rey que estaba sentado con la reina Sofía y otras personas en una misma distinta a la de Gayá, al verla a ella junto a sus padres, no dudó en levantarse y en la cara de la reina dijo a todos los que estaban sentados que "iba a saludar a sus suegros".
En la actualidad, indiferencia absoluta

A pesar del aspecto impávido que caracteriza a Sofía, dicen que ha atravesado momentos de gran sufrimiento. En el pasado, vivió obsesionada con las amantes del rey Juan Carlos. Aunque en la actualidad ya no le preocupe, los cronistas reales aseguran que en aquellos tiempos su angustia era constante. “Siempre intentaba averiguar quiénes eran, qué pasaba… Intentaba siempre saber quién ocupaba el corazón del rey en aquel momento”, explica la periodista Eyre sobre la inquietud de doña Sofía respecto a las “amigas” de su esposo.
El que tampoco está muy contento con su padre, es el actual monarca, que ya no sabe donde esconder a un progenitor tan "dañino" para la institución. Felipe lo "destierra" a Abu Dabi y cada dos por tres, lo tiene en Sanxenxo. Y encima no para de darle disgustos, y es que no son solo sus andanzas de cama, está el problema de las presuntas comisiones de intermediación, la fortuna que muchos medios aseguran que tiene fuera de España... y vamos, que de ejemplar no tiene nada.