Hay gente, y no poca precisamente, que elige las mandarinas en primer lugar en función de si se pelan bien o se pelan mal. Se puede renunciar un poquito a sabor y zumo, incluso no pasa nada si tienen pipos, pero que se pelen bien, piensan aquellos que le dan prioridad a esta cuestión. ¿Te has preguntado alguna vez por qué ocurre?
La respuesta es sencilla, mucho más fácil de explicar de lo que parece. Y además vale para responder dos cuestiones en una sobre las mandarinas: además de la de la piel, sirve también el mismo argumento para explicar por qué algunas tienen semillas y otras no. Seguramente te lo estés imaginando porque si te gusta mucho esta fruta ya habrás comprobado que hay grandes diferencias de tamaño, de rugosidad de la piel, de color incluso. Efectivamente, unas se pelan bien y otras mal porque hay multitud de variedades de mandarina.
De hecho, en realidad no solo existen las mandarinas por mucho que los anglosajones le llamen a todo así. Existen las clementinas, cuyo nombre te sonará seguro, y también las satsuma, que son una especie de mandarinas tempranas de origen japonés. Antes de la expansión de la clementina se llegaron a cultivar en la costa valenciana, pero es cierto que se ven poco en la actualidad. Como curiosidad, es una fruta cuyas variedades más tempranas se recogen a finales de verano y su piel tira a verdosa, en algunos casos de forma intensa, por lo que son fáciles de diferenciar de mandarinas y clementinas.
Pero dejando a un lado las satsumas, la cuestión es si son las clementinas las más fáciles de pelar o por el contrario son las mandarinas. Desde Naranjas Ya, productores y distribuidores de cítricos como estos, explican que “Las clementinas son el miembro más pequeño de la familia de las mandarinas, así que debido a esta razón no poseen ningún tipo de semillas; además de que la cáscara es sumamente lisa, brillante y de color naranja intenso”.
Diferentes tipos
Una vez diferenciadas, te será fácil elegir en el supermercado o frutería aquellas que se pelan con más facilidad si este es tu objetivo número 1 al comer esta fruta: “la clementina no tiene pepitas en el interior, son más dulces y resultan más fáciles de pelar”, indican desde Naranjas Ya, dando por zanjada la pregunta del millón. “La mandarina, en cambio, presenta una piel que cuesta más despegar del cuerpo. Tiene semillas y un sabor más ácido”, añaden.
En Navidad, cuando este cítrico abunda en las sobremesas tan largas que acostumbramos a tener en dichas fechas, suelen ser pequeñas y de fácil pelar. Esto tiene también una explicación sencilla: las clementinas tienen una temporada más larga, de manera que se encuentran todavía en las fruterías en invierno. Las mandarinas, en cambio, están de temporada en otoño, que es la mejor época para degustarlas.
Si te interesa profundizar en las distintas variedades de cítricos, ya sean satsumas, clementinas o mandarinas, este post divulgativo de Frutinter, otra compañía especializada en la producción y distribución de estas frutas, es realmente interesante.
Además, hace pocas fechas elaboramos una pieza haciendo lo propio pero con las naranjas, una de las frutas nacionales de mayor calidad dentro de las que se recolectan en otoño e invierno, de la que te ofrecimos una fotografía completa acerca de sus variedades y características.