La fruta golpeada es una faena. Se puede explicar de una manera más técnica, por supuesto, y lo haremos a continuación, pero lo primero que pensamos al ver esa mancha reblandecida en una pieza es que ya no la vamos a comer en plenitud de condiciones. Probablemente habrá que hacerlo antes de que madure… y eso teniendo en cuenta que estemos haciendo bien en comerla.
En principio, la fruta golpeada no es peligrosa para la salud, si bien la ciencia alerta de que tampoco es descartable al 100% que pueda generar algún tipo de malestar. Es indiscutible que la pieza no va estar en perfectas condiciones al tomarla, y eso por no hablar del grado de madurez. Si la dejamos más tiempo para que alcance su punto óptimo, se estropeará alrededor del golpe por momentos y es muy probable entonces que cuando vayas a comerla ya no puedas hacerlo.
Esto es lo que le sucede a la fruta
Lo que ocurre, desde un punto de vista científico, cuando una pieza de fruta sufre un golpe serio, es que se rompen las células y las enzimas entran en contacto directo con agentes externos que aceleran su oxidación. Dicho de un modo más comprensible: la piel se rompe con el golpe y el oxígeno exterior, al contactar con la carne de la fruta, la estropea. En el ámbito científico se conoce como pardeamiento enzimático y se da, sobre todo, en vegetales ricos en compuestos fenólicos. Estos no están presentes en los alimentos de origen animal.
Además de provocar que la pieza de fruta en cuestión ya no esté perfecta, un golpe que desencadene este proceso en ella hace que se pierdan parte de sus nutrientes y vitaminas. Sin embargo, lo más reseñable es que la zona golpeada se convierte en una puerta de acceso a bacterias y microbios. Por ello es importante no utilizar nunca la parte golpeada ni siquiera para cocinar, y no alargar la vida de esa pieza de fruta porque el riesgo de contaminación aumenta.
Es normal que no quieras desaprovechar una manzana o un plátano golpeado, de manera que puedes quitar bien la mancha (cuando solo tienen una pequeña parte afectada, menos de un tercio aproximadamente), los alrededores de esta y consumir el resto. Esto no debes hacerlo nunca si detectas moho en alguna parte de la pieza: en este caso, al estar ya contaminada, los expertos recomiendan no comer ese alimento.
Cómo conservar la fruta para evitar golpes
Para evitar los golpes, es importante prestar cierta atención a cómo se transporta la fruta y como se apila, por ejemplo, en las bolsas de la compra. Un “golpe” puede ser no solo que la fruta en cuestión se caiga o choque con algo, sino también fruto del aplastamiento de otro producto que pese más que ella. También ocurre a menudo cuando las transportamos para la merienda o el almuerzo. Con las manzanas sin pelar se ve muy bien, y pasa con los plátanos, otra de las frutas comodín por su facilidad para llevar fuera de casa.
¿No te ha ocurrido nunca que en un par de horas dentro de la bolsa de la merienda compruebas que se ha oscurecido muchísimo su piel, que se ha oxidado?
Uno de los motivos por lo que esto ocurre es porque las células de la fruta siguen vivas, y si las dejamos en un lugar cerrado, donde no transpire, al condensarse el CO2 y el vapor de agua, que siguen emitiendo, se oxidan mucho más rápido. Por eso las fundas de transporte de plátanos tienen agujeros. El motivo no es otro que permitir la transpiración; no es una cuestión estética, como mucha gente cree. Las fundas, por cierto, son muy útiles para cualquier tipo de fruta porque las protegen en los traslados de estos golpes que las estropean.