Los vistosos colores del cyclamen y sus hojas espectaculares son lo que convierte a esta planta en la idónea para alegrar tu casa en la época más fría del año.
Las flores del frío
Si existe una planta propia del invierno, es el cyclamen. Su ciclo finaliza en primavera, cuando sus flores y sus hojas se secan y únicamente permanece el tubérculo.
Este tubérculo es redondeado y aplanado y de él nacen las raíces y los brotes en cuanto llega de nuevo el otoño.
Las flores se suceden unas a otras a lo largo de todo el invierno y hasta la primavera, que es cuando la planta entra en su periodo de descanso.
Las flores del cyclamen son realmente originales. Sus pétalos se dirigen hacia atrás, dando la sensación de que crecen ‘al revés’, y le otorgan a la planta un aspecto muy llamativo. Como su época de floración es el invierno, es una especie muy apreciada en decoración, ya que en esta estación la mayoría de las plantas se han desprendido de sus flores y ya no resultan vistosas. Las flores pueden ser blancas, rojas, fucsias o rosas.
Las hojas del cyclamen no desmerecen en belleza. Son acorazonadas y de un color verde intenso y están salpicadas de unas manchas plateadas, tanto en la superficie como en los bordes. Son gruesas y tienen aspecto carnoso, incluso en el tallo, y es eso mismo lo que facilita que la planta se pudra si las hojas se parten o si se riega demasiado. Retira cuanto antes las hojas estropeadas desde la base del tallo si quieres evitar que se conviertan en un foco de enfermedades que dañen al tubérculo, que es su órgano vital.
El cyclamen tiene fama de ser difícil de cultivar, pero si se tiene en cuenta una serie de recomendaciones se consigue tenerlas esplendorosas en la terraza o en el jardín, y también mantenerlas dentro de casa. Aquí tienes unos cuantos problemas que pueden tener, y su solución:
Las hojas aparecen como desmayadas. Es un problema de riego escaso. Lo que debes hacer es sumergir la maceta en un cubo de agua unos minutos: volverán a tener su aspecto normal.
No echa flores. Se debe a una falta de nutrientes y/o a una mala ubicación. Cambia la planta de lugar y abónala periódicamente.
Las hojas amarillean. Es conveniente añadir un suplemento de hierro y controlar los riegos por si hay un exceso de humedad.
Se está quedando sin hojas. Cuando pierde las hojas o se estropean, debes trasplantarla a una maceta mayor.