Es aterrador presenciar cómo ciertas actitudes e historias se normalizan. Uno espera que con el tiempo algunas sean al menos analizadas sin miradas distorsionadas, pero desafortunadamente la mayoría no alcanza ese nivel.
Este fue el caso, hasta hace poco, de Priscilla Beaulieu. Específicamente, cómo su adolescencia y su vida se vieron marcadas para siempre al conocer a Elvis Presley. Ahora, de la mano de Sofia Coppola (Lost in Translation, Las vírgenes suicidas), nos llega Priscilla, una visión de esa relación, que era de todo menos convencional, y todo lo que la neoyorquina tuvo que soportar durante sus 14 años de "romance".
Siendo una niña de solo 14 años, Priscilla conoció al mito. Elvis, ya una figura sin igual en ese entonces, se sintió atraído por una chica diez años menor que él. Coppola presenta esta experiencia desde los ojos de una Priscilla inocente, con una mirada distorsionada debido a su edad y al poder de absorción de alguien como Elvis.
Con la sutileza y naturalidad características del cine de Coppola, la película posee un estilo y maestría indudables desde el principio. Desde los excelentes montajes musicales hasta la colocación de la cámara, todo en Priscilla está cuidadosamente calculado para hacernos comprender, lo más cerca posible, lo que vivió y sintió la protagonista durante los turbulentos años de su historia con el cantante.
Con ello, la película también desmitifica a Elvis como nunca antes. Después de ver todo lo contrario en la película de Baz Luhrmann de 2022, Priscilla nos muestra la cara más oscura y difícil de entender de un Elvis al que Coppola dota de complejidad, entre la toxicidad de su relación y los entresijos de un individuo que mostraba poca grandeza puertas adentro.

Con todo, Priscilla nos muestra a la perfección una relación tóxica, en la que la protagonista es continuamente maltratada por la idea de la que se enamoró siendo tan solo una niña. Esto no sería posible sin las impecables interpretaciones de Cailee Spaeny, inexplicablemente ausente en los Óscar, y Jacob Elordi, que ofrece el mejor papel de su carrera.
Gracias a todas sus virtudes, Priscilla fue recibida con grandes críticas en su estreno en Estados Unidos. Sin embargo, la realidad es muy distinta cuando observamos la repercusión que tuvo la Elvis de Luhrmann. No se trata solo de las nominaciones y premios que obtuvo la película, sino de cómo Hollywood decidió abrazar el mito y, un año después, ignorar la triste realidad que marcó la vida de Priscilla y su matrimonio con el rey del rock.