¿Puedo hacer algo para que mi hijo sea más alto?
Algunos padres llegan a obsesionarse si sus hijos no alcanzan los percentiles indicados para su edad, pero hay que tener en cuenta varios factores...
Algunos padres llegan a obsesionarse si sus hijos no alcanzan los percentiles indicados para su edad. Sin embargo, debes tener en cuenta varios factores antes de alarmarte porque tu niño no crezca como la media.
Por ejemplo, ¿es el más bajito o es el más pequeño de su aula? “A lo mejor ha nacido en diciembre y hay niños que son 9 o 10 meses mayores que él”, explica la doctora Ana Martínez Rubio, coordinadora del grupo PrevInfad de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap). También hay que tener en cuenta el componente genético. Lo normal es que los niños alcancen la talla media de los padres. No es corriente que un niño supere la media en altura cuando sus padres son bajitos.
Velocidad y curva de crecimiento
En cada revisión médica, el pediatra mide al niño y ve lo que ha estirado en la última temporada. La velocidad de crecimiento (lo que crecen al año) es rápida los 2 primeros años de vida y en la adolescencia. Pero entre los 3 y los 11 años, la velocidad es moderada (más o menos entre 5 y 6 cm cada año). Por otro lado, hay que observar la tendencia de la curva de crecimiento. Lo normal es mantener un incremento constante. Si desde hace 2 o 3 años la velocidad de crecimiento es más baja y ha disminuido en dos percentiles, se debe buscar la causa de este frenazo.
Aparte del componente hereditario y del hecho de que no todos los niños pegan el estirón al mismo tiempo, existen algunas enfermedades crónicas que afectan al desarrollo del pequeño.
1. La más frecuente es la enfermedad celíaca si no se trata. La intolerancia al gluten hace que el intestino quede dañado con su consumo y que no pueda absorber bien los nutrientes de la comida. Hoy en día, la intolerancia al gluten se detecta generalmente en el primer año de vida, por lo que es más raro que afecte al crecimiento del pequeño.
2. Otra causa de la falta de altura, aunque mucho menos frecuente, es el hipotiroidismo: en la actualidad se realizan las pruebas de cribado de la enfermedad cuando nacen los bebés.
3. Hay problemas endocrinos o metabólicos, síndromes y enfermedades cromosómicas que siempre se asocian a talla baja, pero suelen estar acompañados de características muy especiales que hacen que sean relativamente fáciles de diagnosticar. Por último, el fallo de la hormona del crecimiento, la GH, también afecta, lógicamente, a la talla.
En un país desarrollado, la alimentación de los niños no varía demasiado para que influya en su talla. Para que la dieta afecte de verdad al crecimiento infantil, la desnutrición debe mantenerse durante muchos meses o varios años.
Después de la primera regla se crece muy poco. Normalmente, las crías que se desarrollan con 9 o 10 años son altas para su edad, pero luego no crecen mucho más, y, al contrario, las que tienen su primera regla con 14, de pequeñas no son altas y luego superan a la mayoría. Los niños varones pueden seguir creciendo más o menos hasta los 20.
El pediatra sabe cuándo debe enviar a un pequeño al endocrino. Es mejor que los padres no tomen esa decisión sin contar con su opinión. Las enfermedades endocrinológicas más frecuentes son el hipo o hipertiroidismo, las alteraciones de las hormonas adrenales, la diabetes, la pubertad adelantada o retrasada en exceso o la velocidad de crecimiento inferior a 4 cm por año.