Cómo responder a preguntas difíciles
Ante cuestiones comprometidas, a veces contestamos a nuestros hijos con argumentos que les generan más dudas y confusión. Así debes actuar ante ellas.
¿Por qué os separáis?
Cuando los padres tomamos la decisión de divorciarnos, debemos comunicárselo a nuestros hijos de forma conjunta (padre y madre) y hacerles ver que es una decisión consensuada (aunque no sea así). Tenemos que hablarles con tranquilidad, exponiéndoles la situación de manera serena y relajada. Es importante dejarles claro que somos nosotros los que ya no nos queremos igual, pero que no tiene nada que ver con lo que sentimos por ellos. Debemos insistir a nuestros hijos en que no tienen la culpa de nada, e intentar que expresen sus sentimientos; para eso, hay que facilitarles que os hagan preguntas. No reprimáis ni sus llantos ni su enfado porque todos sus gestos les ayudarán a entender la nueva situación. Tened paciencia y dadles tiempo hasta que se adapten a la nueva situación. Seguir con las mismas rutinas escolares y en casa (mantener horarios, actividades de ocio aunque sean solo con papá o con mamá) les facilitará adaptarse a los cambios inevitables que vivirán tras la separación.
Cuando tienen entre seis y ocho años, hay que estar preparado para que te hagan cualquier pregunta relacionada con el sexo. Es importante que exista una buena comunicación con tu niño desde pequeño para que, llegado el momento, se sienta con la confianza y libertad suficientes para exponerte este tipo de cuestiones. Antes de enredarte en un discurso que no te ha pedido, pregúntale primero si ya ha oído algo sobre el sexo e intenta darle una respuesta lo más sincera y clara posible. Ni hables del sexo como algo negativo ni pongas como ejemplo a animalitos. Utiliza también el lenguaje correcto, que es el que le enseñarán en el colegio: pene y vagina. Un niño de siete años generalmente se conforma con saber que, para reproducirnos, los hombres tienen espermatozoides y las mujer óvulos y que, durante el acto sexual, el hombre introduce su pene en la vagina de la mujer. Conviene también decirle que el sexo es algo íntimo, que realizamos por placer, amor o para tener hijos y que, tanto el cuerpo del hombre como el de la mujer, merecen el mismo respeto.
Es importante conocer el significado que tiene para un niño la palabra muerte, según la edad que tenga. En uno de menos de dos años, el tema de la muerte produce incomprensión e indiferencia; percibirá los cambios que se producen en su entorno, pero no entenderá el concepto de esta palabra. De dos a cinco años, la muerte adopta el sentido de interrupción y desaparición, pero de modo reversible y transitorio, y fantasean con que su ser querido regresará. De seis a nueve años, los niños entienden la muerte como algo natural e irreversible, perdiendo la carga moral de la muerte como castigo. De nueve a 12 años, el concepto de la muerte es muy similar al de los adultos: comprenden sus causas biológicas y empiezan a ser conscientes de que un día ellos también morirán.
Cuando se trata de un niño pequeño, hay que evitar expresiones del tipo "está de viaje", porque solo contribuirán a que el niño fantasee con la idea de que el fallecido puede volver. Tampoco unas el sueño con la muerte, ya que puede derivarle trastornos en el sueño, y elimina de él cualquier sentimiento de culpa. En cualquier caso, debe quedar patente que la persona que ha muerto no volverá. Es importante esperar a la reacción de nuestro hijo y responder a sus preguntas con sinceridad, teniendo paciencia y respetando su mundo emocional.
La colección PsicoCuentos (editorial Pirámide, 11 €) os ayudará a tu hijo y a ti a resolver las dificultades y preocupaciones a las que os enfrentaréis en su etapa infantil. "El niño en duelo", "Las pesadillas y El niño" que come mal son algunos de sus títulos. Cada psicocuento incluye una guía con consejos a los padres ofrecidos por expertos en la materia y un cuento que ayudará al pequeño a superar su problema.