Levadura fresca y levadura seca: ¿qué diferencias hay?
Ambas levaduras cumplen la misma función, pero se trabaja con ellas de manera diferente. Te contamos todo lo que tienes que saber.
Las levaduras son bacterias comestibles, fermentos vivos que utilizan en la cocina debido a su capacidad para dar volumen a las masas. Se utilizan para productos horneados, como pan, masa de pizza o bizcocho. Existen dos tipos principalmente de levadura: la fresca o prensada y la seca o granulada. Aunque ambas cumplen la misma función, el modo de trabajarlas es diferente para cada una de ellas.
Como ya hemos dicho, la levadura se trata de un hongo que cuando se mezcla con azúcares (los naturalmente presentes en los alimentos), tiene la capacidad de transformarlos en gas carbónico y alcohol, produciendo una fermentación y el levado de las masas. Te contamos las principales diferencias entre los dos tipos de levadura más importantes, cómo se trabajan y sus equivalencias.
Principales diferencias entre levadura fresca y levadura seca
La levadura seca se presenta en gránulos en sobre. Se somete a un proceso de desecado, de modo que queda reducida a gránulos con una humedad inferior al 8%. A nivel casero, este tipo de levadura no se emplea demasiado. La principal ventaja de este tipo de levadura es su gran capacidad de conservación, pues su fecha de caducidad es muy larga. No es necesario diluirla en agua, se puede añadir directamente a la harina para el pan.
Si hablamos de levadura fresca, esta suele venir empaquetada en pequeñas porciones, aunque también podemos comprarla a granel en obradores de panadería. A diferencia de la primera, esta levadura no aguanta mucho, aproximadamente dos semanas y habremos de meterla en la nevera para su conservación. Ten en cuenta que para usarla es necesario diluirla en agua antes de añadirla a la harina para hacer el pan.
Estas levaduras no deben confundirse con lo que normalmente se suele llamar polvos de hornear o levadura química. Las levaduras naturales, tanto la seca como la fresca, actúan antes del horneado, ya que mueren al alcanzar los 50º. Por tanto, es necesario que la masa fermente antes de meterla al horno. Por el contrario, la levadura química actúa durante el horneado, por lo que no sirve para hacer pan. Este tipo de levadura se utiliza principalmente para hacer galletas y bizcochos.
Equivalencias entre levadura seca y levadura fresca
La relación entre ambas es muy sencilla. Tenemos que que utilizar de levadura seca aproximadamente una tercera parte de la cantidad de levadura fresca. Es decir, si en la receta que vamos a seguir piden 5 gramos de levadura seca, tendremos que poner en la mezcla 15 gramos de levadura fresca.
En la mayoría de recetas que vayamos a hornear (excepto panes o bollería con mucha grasa o muy dulce), lo recomendable es usar alrededor del 2% de levadura fresca en la masa. Por ejemplo, si tenemos medio kilo de harina, habría que utilizar 10 gramos de levadura fresca o 3,3 gramos de levadura seca. Simplemente es utilizar una regla de tres.
Por cierto, si te has quedado sin levadura y necesitas que tus preparaciones al horno suban, aquí tienes varias alternativas que te hacen el apaño.