Cuenca para comérsela: los mejores restaurantes para conocer la gastronomía de la ciudad manchega
La ciudad manchega comienza un 2023 por todo lo alto, ya que acaba de iniciar su reinado como capital gastronómica. Una excusa más para convertirse en el destino ideal de tu próxima escapada y aprovechar para conocer su rico patrimonio.
Cuenca deliciosa. Así titularon la candidatura que, tras dos intentos, consiguió alzarse con el preciado reconocimiento. La cocina conquense está basada en las recetas tradicionales, en las que destaca la sencillez y la austeridad. Siempre en contacto con su entorno, para poner en valor su destacada despensa, destacan varios productos con el sello de denominación de origen. Entre sus tesoros gastronómicos, encontramos auténticas señas de identidad de la ciudad, como el famosísimo morteruelo pastoril, el ajoarriero, los zarajos o el toque que se le da a las carnes de caza.

Colgados
El casco histórico de Cuenca, situado a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, está encajado entre el curso de los ríos Júcar y Huécar. Hacia la rocosa hoz que forma este segundo, miran las famosísimas Casas Colgadas. Construidas entre los siglos XIII y XV, sus balcones de madera desafían a la gravedad y al vértigo desde las alturas, dejando una de las postales más típicas de la ciudad manchega. Hoy en día, las tres casas que siguen en pie albergan el Museo de Arte Abstracto Español. La mejor muestra de que lo antiguo da la mano a lo nuevo y ambos conviven a la perfección.
Más que un puente
El Puente de San Pablo, no apto para personas con vértigo, une el casco histórico con el Convento de San Pablo, hoy reconvertido en un precioso parador nacional. Esta estructura de hierro y madera, que ya ha cumplido los 100 años, permite cruzar el río Huécar a una altitud de unos 40 metros. Si tienes miedo a las alturas, evita mirar hacia abajo, pero no dejes de hacerlo hacia arriba, ya que es uno de los puntos desde los que mejores vistas obtendrás de las Casas Colgadas.

Plato de morteruelo
Desde abajo
La naturaleza es una de las grandes protagonistas y es que el entorno que rodea a la ciudad de Cuenca es una maravilla en todas las estaciones del año, algo complicado de lograr, pero que aquí se hace realidad. Después de admirar el río Huécar desde las alturas, puedes bajar para comenzar un recorrido por la Senda del Hocino de Federico Muelas. No se aleja mucho del centro de la ciudad, pero regala maravillosas vistas, sobre todo, al final, cuando asciende hasta los restos del castillo que aún se conservan en la parte alta de la ciudad.

Punto de encuentro
Cuenca es una ciudad de cuestas, por lo que, al llegar a la Plaza Mayor, la celebración es doble. Además de lograr una pequeña tregua, te encontrarás en uno de los puntos más destacados de la ciudad. En la Plaza Mayor, conviven edificios tan diferentes como la catedral, de estilo neogótico normando (la primera en la península en construirse siguiendo las normas del estilo gótico), el ayuntamiento barroco, que se diferencia por sus tres arcos de medio punto, y el resto de fachadas pintadas de colores vivos y alegres.
Guía práctica
Cómo llegar:
Cuenca está bien comunicada por carretera. Desde Madrid, se tarda una hora y media, mientras que de Valencia la separan dos horas largas. Este tiempo se reduce si se apuesta por el AVE.
Dónde dormir:
Hotel Convento del Giraldo. A un paso de su catedral. Desde 55 €/noche. www. hotelconventodelgiraldo.com.
Parador de Cuenca. La oportunidad de dormir en un lugar repleto de historia. Desde 110 €/noche. paradores.es.
Dónde comer:
El Bodegón. Platos típicos y sabrosos. Calle Cerro San Cristóbal, A1.
Figón del Huécar. Buena comida y vistas inmejorables. Julián Romero, 6.