Sus flores, delicadamente perfumadas, alegran la casa en invierno.
El jacinto es una planta bulbosa cuyo desarrollo natural se produce en el exterior, en el jardín, pero los floricultores han conseguido, mediante tratamientos de frío y calor, bulbos que florecen dentro de casa tanto en otoño como en primavera.
El término «bulbosa» abarca un gran número de plantas que se caracterizan por tener órganos subterráneos de tejido de reserva. Narcisos, liliums, jacintos y tulipanes son plantas bulbosas auténticas.
Las flores del jacinto nacen agrupadas en densas inflorescencias que pueden ser blancas, azules, naranjas y rosas.
De la cebolla nacen hojas anchas y curvadas que terminan en punta roma, los capullos salen posteriormente del centro sobre una vara que no sobrepasa las hojas.
Cuidados básicos
Estos bulbos, necesitan pasar sucesivamente por temporadas frías, para que se formen las raíces y aparezcan las hojas, y por temporadas cálidas, para que se formen y se abran las hojas.
En el período frío deben recibir poca luz, sin embargo para que salgan las flores, el sol es necesario y debe darles.
Para que los jacintos crezcan sanos lo mejor es que no cortemos las hojas después de florecer, ya que las hojas lo continuaran nutriendo. Solo las cortaremos si vemos que se ponen de color amarillento.
Puede que los jacintos se pudran o se mueran; entonces tendremos que quitar la planta con la raíz. Esto puede ocurrir por un exceso de agua o porque ataquen los pulgones, que combatiremos usando un insecticida orgánico especial.
Si los conservas de un año para otro, sólo podrás aprovecharlos en el jardín, pero florecerán en primavera.
Añade al agua de riego unas gotas de fertilizante rico en potasio, pero solo a partir del momento en que empiecen a despuntar las flores.
Familia: Liliáceas
Género: Hyacinthus
Especie: H. Orientalis
Origen: Europa y Asia
Cultivo: Muy fácil
Nombre común: Jacinto
La leyenda cuenta que Jacinto era un héroe laconio, hijo de Amiclas y Diómedes, y que su belleza hizo que el dios Apolo se enamorara de él.
Un día los dos enamorados estaban jugando a lanzar el disco y Apolo quiso presumir ante Jacinto lanzándolo con toda su fuerza. Mientras, Jacinto, que no quiso quedarse atrás, intentó cogerlo y el disco le hirió de muerte en la sien. Apolo al ver que no podía curarle ni devolverle la vida, le concedió la inmortalidad transformándole en la flor llamada Jacinto.
Desde entonces, esta flor se regala para representar el afecto, aunque según la versión de Ovidio, las lágrimas de Apolo cayeron sobre los pétalos de la flor y la convirtieron en una señal de luto.