Trucos para que las alitas de pollo queden crujientes

Te contamos todo lo que tienes que tener en cuenta para que este delicioso plato te quede bien crujiente. ¡Toma nota!
Alitas de pollo

El pollo da mucho juego en la cocina, pues de él se aprovecha absolutamente todo. Las alitas de pollo son una de las piezas que gusta a todo el mundo (sobre todo a los niños), pues tienen una carne jugosa y tierna. Se pueden preparar de mil y una maneras: fritas, al horno, empanadas, rebozadas y también al horno, receta saludable con la que te ahorrarás muchas calorías.

Las alitas de pollo son increíblemente versátiles: se pueden tomar a modo de aperitivo, acompañante o entrante. Otra ventaja de esta carne es que cocinarla no tiene mucha complicación, solo tienes que tener en cuenta ciertos aspectos básicos para que quede bien crujiente. ¿Quieres preparar las alitas de pollo más deliciosas? ¡Toma nota de todo lo que hay que saber!

La salsa, mejor al final

Hay a quien le gusta echar la salsa a las alitas antes de meterlas al horno para que así se impregnen bien del sabor. Si quieres unas alitas de pollo crujientes, mejor que se la eches al final. También puedes optar por servirla aparte. Otro aspecto clave que deberías tener en cuenta es no retirar la piel. Sí, es ahí donde se concentra la mayor parte de la grasa, pero si se la quitas es muy probable que queden secas.

Conseguir unas alitas de pollo crujientes pasa por hacer algo tan sencillo como echarles limón antes de meterlas al horno, un gesto con el que también potenciarás su sabor al máximo.

La levadura también puede ayudarnos mucho a conseguir unas alitas perfectas. Espolvorea un poco de este ingrediente por encima y verás cómo quedan más crujientes y doraditas. Así, nos evitaremos tener que pasar las alitas por la sartén, con lo que nos quedará un plato mucho más saludable.

Uno de los trucos más utilizados para conseguir unas alitas de pollo crujientes es mezclarlas con maicena, levadura, sal y pimienta. Cuando están rebozadas, elimina el exceso y deja una capa muy finita. Si te saltas esto último, es muy probable que queden pastosas y notarás bastante el sabor de la harina.

Comienza precalentando el horno a 220ºC, con calor arriba y abajo. Una vez están dentro, baja la temperatura a 190ºC y hornéalas durante 10 o 12 minutos. Después, dales la vuelta y vuelve a hornear el mismo tiempo. Para terminar, sube de nuevo la temperatura a 220ºC hasta que veas que están doraditas.

Hacer las alitas al horno es la mejor manera de conseguir un resultado saludable y sí, también muy crujiente. La clave, empezar con el horno a temperatura media-baja para que la carne quede jugosa por dentro. Una vez que están doraditas, subiremos el fuego al máximo para tostar la piel, consiguiendo ese resultado crujiente tan apetecible. Cocínalas utilizando la función grill y ventilador de tu horno, y las alitas estarán todavía más crujientes.

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