La Virgen de la Hiniesta: Un símbolo de fe y devoción en el corazón de Sevilla

La Virgen de la Hiniesta es mucho más que una imagen religiosa, es el alma de una ciudad que vive y siente su fe. A lo largo de los siglos se ha mantenido viva la devoción sevillana, convirtiéndose en un emblema de la tradición y espiritualidad de Sevilla.

La historia de la Virgen de la Hiniesta se remonta a la leyenda fundacional de la iglesia de Sevilla. Según la tradición, el apóstol Santiago fundó la ciudad, dejando a su discípulo San Pío como primer obispo. Fue él quien construyó la primera iglesia de Sevilla, cerca de la Puerta de Córdoba, y en ella colocó a la Virgen de la Concepción, junto a la Virgen de la Hiniesta, considerada la segunda virgen más importante del mundo.

Sin embargo, cuando los vándalos de Gunderico invadieron Sevilla, la imagen de la Virgen fue escondida fuera de las murallas, en una casa que más tarde se convertiría en la Iglesia de San Julián. Tras la invasión musulmana de 711, los monjes, temiendo por la seguridad de la imagen, la trasladaron a Cataluña.

El hallazgo de la Virgen

A finales del siglo XIV, la Virgen de la Hiniesta fue redescubierta por el caballero Mosén Per de Tous mientras cazaba en los alrededores de la ciudad. Su azor quedó inmóvil ante unos matorrales, y al acercarse, Per de Tous encontró una imagen de la Virgen con el Niño Jesús en brazos, acompañada de una inscripción en latín que indicaba su origen sevillano. La imagen fue bautizada como Santa María de la Hiniesta, en referencia a los matorrales donde fue hallada.

Tras su descubrimiento, Per de Tous viajó a Sevilla, donde logró devolver la imagen a la Iglesia de San Julián, la más cercana a la Puerta de Córdoba, donde originalmente había sido venerada.

La devoción a la Virgen: La Hermandad de la Hiniesta

La Hermandad de la Hiniesta, fundada en el siglo XV, ha sido la encargada de custodiar la devoción a la Virgen. A lo largo de los siglos, la hermandad ha jugado un papel crucial en la vida religiosa de Sevilla, promoviendo tanto el culto mariano como la caridad y solidaridad entre los sevillanos.

Uno de los momentos más importantes para la hermandad es su estación de penitencia durante la Semana Santa. El paso del Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Hiniesta congrega a miles de fieles cada año, quienes acompañan con fervor a las imágenes, en un acto de devoción y recogimiento profundamente arraigado en la tradición de la ciudad.

Un símbolo de amor y protección

La Virgen de la Hiniesta representa no solo la belleza y el simbolismo mariano, sino también el amor maternal de María, quien acoge bajo su manto protector a todos sus hijos. Su historia, marcada por los avatares de la invasión, el hallazgo y la devoción popular, es un testimonio de la fe y la religiosidad del pueblo sevillano, que ha mantenido viva la tradición y el culto a esta imagen durante siglos.

La Virgen de la Hiniesta, como parte esencial de la vida religiosa de Sevilla, sigue siendo un faro de luz y esperanza para miles de fieles, y su presencia en las calles durante la Semana Santa es uno de los momentos más esperados y emocionales de la celebración religiosa en la ciudad.

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