En el tan complejo como dinámico mundo de las relaciones humanas es natural que en ocasiones tengan lugar discusiones de manera inesperada, pero si no se manejan de forma adecuada, pueden escalar demasiado rápido. En esta ocasión, la psicóloga Yolanda Morales nos ayuda con una serie de estrategias que para a mantener el control y la calma en los momentos más tensos. En concreto, exploraremos los 10 consejos que la psicóloga nos recomienda seguir para evitar que las discusiones se escapen de nuestro control y se conviertan en confrontaciones destructivas.
1. Tiempo muerto
A medida que te enfadas, el cuerpo te da unas pistas físicas claras: la tensión y rigidez de cuello, apretar las mandíbulas, pulso acelerado, te sientes acalorada... Cuando empieces a notar estos cambios, lo más apropiado es darte permiso para calmarte y, para, ello solo hay una solución: parar. Vete de la habitación, da un paseo y cambia de aires, de esta forma, evitas la exposición ante los ojos de los demás y podrás atender a tus propias emociones y sensaciones para afrontarlas de una forma serena, saliendo del bucle emocional que te ha hecho estallar en otras ocasiones.
2. Identificar el problema
La manera en que asumimos los conflictos refleja nuestra capacidad de enfrentarlos. Ordena tus pensamientos y analiza cuál ha sido la razón que ha provocado esa emoción tan intensa en ti. Pregúntate qué ha pasado, sin engañarte ni justificarte, pero intenta contextualizar cada caso. Se trata de entender mejor tus propias emociones y tomar conciencia de lo que te duele y molesta. En definitiva, encontrar qué es lo que te hace perder el control.

3. Relajación
En los momentos en los que te sientas desbordada por tus emociones, puedes utilizar diferentes recursos o técnicas de relajación, como respirar de forma profunda y despacio durante unos segundos haciendo varias repeticiones. Lleva a cabo ejercicios de visualización, imaginándote en un entorno placentero o ponte música relajante. Escribir en un folio todo tu malestar en el momento del enfado también te ayuda a canalizar tus sentimientos. Y, por si lo dudabas, sí, comer ciertos alimentos ayuda a que nuestro estado de ánimo sea mejor.
4. Empatiza
No todo es cuestión de ganar o perder. Cuando una persona ataca a otra, dice más de ella que de la persona a la que ataca. Los ataques de los otros no siempre son algo personal hacia ti, sino hacia ellos mismos, pero descargan contigo su problema de aceptación (ya sea inseguridad, frustración...). Intenta ver que es un problema ajeno a ti. Llegar a entender al otro y ponerte en su situación, ver qué puede estar sufriendo o pasando por un mal momento. En muchas ocasiones, te ayudará a canalizar tus pensamientos, a controlar y gestionar tu enfado de una manera diferente.
5. Asertividad
Esta es la clave de cualquier discusión sana. Está claro que debes defender tus derechos y opiniones, pero siempre respetando a los demás. Para ello, es mejor hablar de ti misma y tener en cuenta el contexto. Evita juzgar, señalar, los totalitarismos (‘siempre’ o ‘nunca’) o echar la culpa al otro. En este caso, el truco reside, simplemente, en cambiar la manera de expresarte. Utiliza frases como ‘yo necesito’, ‘yo creo’, ‘yo pienso’, ‘yo siento’, ‘en este momento’, ‘esto que ha pasado hoy...’. De esta forma, te das el permiso de expresarte de una manera amable, franca y adecuada, dejando claro que son tus sentimientos y que no quieres atacar.
6. Busca una solución
Piensa cómo puedes resolver el problema y el malestar que estás sintiendo, en qué puedes hacer para encontrarte algo mejor o un poquito menos mal con esa situación. Recuerda que la ira no va a solucionar el problema, en todo caso, lo mantiene o lo empeora.

7. Descansa
El agotamiento físico y el mental nos vuelven más irascibles, ya que el cansancio y el estrés son facilitadores de la ira. Por eso, es importante que, en determinados momentos del día, puedas cuidarte. Intenta dormir 8 horas, hacer una pausa en el trabajo, darte un espacio para comer de manera tranquila y busca algo de tiempo durante la semana para hacer algo que te guste. Poca gente lo sabe, pero es importante que conozcas, en caso de tener insomnio, los 5 alimentos que te quitan el sueño.
8. Muévete
La actividad física ayuda a reducir los niveles de estrés que provoca un enfado. Procura dedicar un ratito al día o varios días en semana a hacer alguna actividad deportiva, aunque sea darte un paseo, si no te gusta hacer ejercicio. Al realizar ejercicio físico, generamos un plus de serotonina, la hormona de la felicidad y la encargada de que nuestro estado de humor sea más estable. Además, esto puede ayudarte a fortalecer tu cuerpo, por ejemplo hacer pilates con pesas ligeras puede marcar la diferencia con las temidas "alas de murciélago" de los 50.
9. Lenguaje corporal
No solo nos comunicamos con las palabras, los gestos, la colocación de las manos o la postura también dice mucho de nosotros. Por ejemplo: inclínate hacia delante para mostrar tu interés, asiente mientras te están contando algo que es importante para la otra persona, y procura tener una postura erguida, abierta y relajada mientras mantengas la conversación. Otro punto importante es el contacto visual: en el caso de una discusión, procura mantenerlo sin que sea de manera prolongada y fija.
10. ¿Necesitas ayuda?
Si, con todo esto, aún sientes que tu ira está fuera de control, que te machacas con ella o sientes que haces daño a las personas que quieres, no dudes en ponerte en manos de un profesional. El simple hecho de asumir que tenemos un problema ya es un paso muy importante.