En los anteriores capítulos de Mi nombre es Farah, Farah cree que Behna, ha matado a Tahir. A causa del inmenso dolor que siente, la joven pierde el control de sus actos y se enfrenta al padre de su hijo. El dolor y la rabia que siente la doctora tras creer que ha perdido a Tahir para siempre, le llevará a dejar el miedo a un lado y poner un alto a todos aquellos que han intentado manipular su vida a su antojo.
Por otro lado, tras mucho discutir, Behnam y Vera llegan a un acuerdo. La mujer de Ali Galip quiere adquirir las acciones de su marido para hacerse más fuerte dentro de la empresa y quedar con toda su herencia declarándole muerto ante las autoridades. Vera tiene la certeza de que Ali Galip jamás regresará, pero podría llevarse una sorpresa para nada agradable.
En el capítulo de esta tarde, Farah hace un descubrimiento que lo cambiará todo. La mujer se entera de que han estado suministrándose a escondidas tranquilizantes para doblegar su voluntad y que así Behnam pudiera tenerla controlada todo el tiempo. Más lúcida, Farah entiende entonces por qué desde hace tiempo era incapaz de oponerse a las órdenes del padre de su hijo.
Desesperada y viéndose convertida en un despojo, la joven jura venganza y pone en marcha un astuto plan con el que podría librarse de Behnam y de todos sus enemigos de un plumazo. Por su puesto, en esta complicada y dura etapa no estará sola. Desde su escondite, Tahir también mueve sus hilos para reaparecer ante sus rivales y hacerlo de una forma que no pasará desapercibida para nadie.
Sin que nadie lo esperase, Tahir mueve ficha y ahora, tras una jugada maestra, se convierte en el nuevo socio de Behnam. Cuando este descubre lo ocurrido, monta en cólera. No puede creer que el hombre al que tanto odia, formará parte de su empresa y, sobre todo, volverá a estar tan cerca de Farah. Esta última teme por la vida de Tahir estando tan cerca de Behnam, pero, por otro lado, sentirle a su lado le transmita la paz que tanto necesitaba.
