Con la vista puesta en la temporada de playa y viajes que se vienen, es normal estar ya buscando destinos, de los cuales, en especial, te recomendamos el destino secreto más bonito del mundo (está en España) que no tiene nada que envidiar a Burano o Manarola. Sin embargo, si te atrae más el turismo rural, por lo general la geografía andaluza es muy rica en diversidad de pueblos encantadores. Nombres como Nerja y Marbella destacan entre otros muchos tesoros blancos.
Sin embargo, hoy vamos a descubrir un destino algo más desconocido que se esconde entre las montañas de Málaga. Se trata de Genalguacil, con sus calles empedradas y casas encaladas, ha emergido del olvido gracias a los ojos curiosos de los viajeros británicos, quienes lo han coronado como el pueblo más hermoso de toda la provincia, según el prestigioso 'The Times'.

Con solo 530 habitantes y anidado a 590 metros sobre el nivel del mar, Genalguacil yace en la Serranía de Ronda. Su aislamiento geográfico ha sido la clave que ha logrado preservar su pasado andalusí en un estado que desafía el paso del tiempo. Aquí, las huellas de la historia se entrelazan con el presente en una danza de arquitectura árabe, bosques frondosos y un remanso de paz.
El nombre mismo, "Gema-Al Wacir", susurra los suspiros de un pasado glorioso, donde los jardines del visir adornaban los paisajes. Pero Genalguacil no se limita a la nostalgia. Sus calles estrechas y empinadas son testigos de la lucha y el cambio a lo largo de los siglos, desde los levantamientos hasta las repoblaciones cristianas que siguieron a la expulsión de los moriscos en 1570.

Hoy, Genalguacil se muestra al mundo como un museo vivo, donde el arte se entrelaza con la vida cotidiana de sus habitantes. Sus paredes blancas son lienzos para expresiones artísticas contemporáneas, una sinfonía de colores que danzan en contraste con el verde de los castaños y alcornoques que lo rodean. Pero su verdadera joya, más allá de la arquitectura y el paisaje, es la iglesia de San Pedro Mártir de Verona.
Este templo barroco, con su torre octogonal y arcadas de medio punto, es un testamento de la resistencia del pueblo a través de los siglos.

Genalguacil ofrece más que redescubrir la historia y nuestro pasado. Es un llamado a la exploración de la naturaleza, un baño en el río en verano, un paseo entre bosques centenarios. En definitiva, es un recordatorio de que, la verdadera riqueza de la vida se halla en disfrutar del presente.