Actualmente, estamos llegando al consenso de que todos los cuerpos son bellos, no importa si eres alta o baja, si eres rubia o morena, con el pelo rizado, liso, corto o largo. El empoderamiento femenino reivindica la diversidad de los cuerpos y la lucha contra una normatividad que es muy difícil de alcanzar.
La lucha contra los estereotipos
Las modelos suelen marcar las tendencias en belleza femenina: mujeres con cuerpos perfectos, altas, delgadas, con un pecho generoso, labios carnosos, pómulos marcados y una nariz pequeña. El cutis se muestra sin granos, estrias, arrugas o marcas de ácne, una piel que no parece humana.
La perfección nos bombardea a través de revistas y sobre todo mediante redes sociales como instagram en las que las influencers exhiben sus vidas y cuerpos perfectos, aunque en la mayoría de los casos los han conseguido con retoques y filtros.
Afortunadamente, las nuevas generaciones son más conscientes de que es necesario visibilizar los diferentes cuerpos que existen y transmitir que todos son igual de válidos.
Para las mujeres de cualquier edad, sobre todo para las más jóvenes, es muy importante ver a otras mujeres como ellas en las portadas de las revistas, en las pasarelas, en los anuncios y en televisión. Por ello la creciente moda curvy y de tallas grandes de C&A es muy necesaria para representar la variedad en la imagen femenina y hacerla más inclusiva.
Las marcas se han dado cuenta de la necesidad de democratizar la belleza, por eso cada vez es más habitual ver representadas mujeres de diferentes edades, etnias, peinados, altura, etc., que rompen con los estereotipos clásicos.
Bella por dentro y por fuera
Las compañías de moda, pero también las de cosmética tienen en su mano la capacidad de poder transmitir estos nuevos valores y que las mujeres puedan ser felices en su propia piel, respetando la diversidad de cada una.
Cuidar nuestra belleza se ha vuelto parte de la rutina en nuestras vidas, por eso es importante hacerlo de la mano de marcas de cosmética que no solo apuesten por la sostenibilidad del planeta, sino también por la inclusividad. De esta manera aprenderemos a que la belleza también es aceptarse a una misma y que se puede ser guapa sin ser perfecta.
Sin duda, los cánones de belleza del siglo XXI quieren hacernos más libres, seguras de nosotras mismas y empoderadas. La sociedad está cambiando para que nos olvidemos de los complejos y preocupaciones por no tener un cuerpo normativo. Se acabó la era de la operación bikini, en la que el verano era sinónimo de dietas y sacrificio, la belleza no puede separarse de la salud ni del bienestar.