Ropa de abrigo y ganas de disfrutar. Estos son los requisitos para sacarle el máximo partido a una escapada invernal. Y es que, no hace falta saber esquiar o ser un apasionado de los deportes de nieve para planear una blanca escapada. Aquí van algunas sugerencias. ¿Con cuál te quedas?
Sierra Nevada
Destino ideal para los que todavía se resisten a las pistas de esquí o, simplemente, disfrutar de un día en la nieve. Menos de una hora separan las pistas de esquí de la ciudad de Granada, un destino al que el invierno le sienta de maravilla.

Se puede comenzar con una foto de lejos, desde el precioso Mirador de San Nicolás, que nos regala la imagen de la Alhambra con las montañas nevadas al fondo. Después, ya solo es cuestión de ir acercándose poco a poco hasta quedarse enamorado de los paisajes nevados.
Vall de Boí
En algunos rincones la nieve debería quedarse para siempre y formar así parte del decorado. Ese sería el caso de algunos de los pueblos de este valle catalán como Durro, Taüll, Castilló de Tor o Caldes de Boí.
Durante siglos permanecieron aislados y eso se refleja en la fuerte personalidad de estos centros puramente medievales. Sus torres románicas destacan por su altura y siguen sirviendo de guía en los días en los que la nieve cubre el paisaje. Un conjunto que representa a la perfección la típica postal invernal.

Además de conocer su rico patrimonio y realizar una ruta entre sus iglesias románicas (a cuál más bonita) también es posible divertirse en la nieve con diferentes actividades como rutas en raquetas o trineos.
Mogrovejo
Para los que necesitan nuevas ideas y huir de las pistas más masificadas, este pueblo cántabro es ideal. Hace muy poco entró en la lista de Los pueblos más bonitos de España, haciendo oficial algo que era obvio para todo el que llegaba.

Ubicado a las espaldas de los Picos de Europa, este rincón cántabro recibe pronto las primeras nevadas y es entonces cuando su paisaje es excepcional. Bajo su torre medieval destaca un importante conjunto de casas populares lebaniegas, entre las que hoy ya huele a chimenea e invitan a tardes largas riendo en familia.
Formigal
Un clásico de cada invierno que se sigue esforzando por traer novedades cada temporada. Aquí se puede disfrutar de la nieve todo el día. Bien temprano deslizándose por sus pistas, al caer la tarde siguen las actividades, como los trineos y, para despedir el día, una buena sesión de música y baile en su famosa Marchica.

Así, esta estación ubicada a un paso del precioso Sallent de Gállego es ideal tanto para madrugadores como para los más marchosos.
Andorra
Está comprobado que la nieve relaja. El ver todo teñido de blanco da paz, al igual que el silencio que transmite al amortiguar los sonidos. Y este relax que tanto ayuda a nuestro bienestar sube unos cuantos puntos cuando hablamos del conocido como País de los Pirineos.
Además de sus pistas, su animada zona de compras, su variada restauración y la belleza de sus paisajes, Andorra cuenta con el spa más grande del sur de Europa. 30.000 m2 en los que relajarse sin perder de vista la nieve. Un auténtico regalo para los sentidos.