Anita llegó con las ideas muy claras a First dates, dejando claro en su presentación que "tengo don de gentes, me gusta imponer, llevar la iniciativa... soy comercial porque vendo lo que quiera".
Su cita fue Sergio, un entrenador personal madrileño afincado en Gandía: "A pesar de mi apariencia de atracador de bancos, con los tatuajes y demás, luego no es así. Soy un peluchín", admitió.
Nada más ver a su cita comentó: "Me ha encantado, la he visto atractiva, sensual... y solo mirándola a los ojos". Ella, por su parte, reconoció que "me parece guapo físicamente y su cuerpazo me pone".
Sentados ya en la mesa, los solteros comenzaron la cena conversando sobre sus relaciones pasadas, coincidiendo en que habían tenido varias, pero ninguna demasiado duradera.
Anita expresó sus dudas al respecto: "Siento que Sergio tiene mucha calle y no estoy completamente convencida de lo que me ha dicho sobre querer una relación seria", comentó la comercial.
Posteriormente, la conversación giró hacia sus tatuajes, donde Sergio llevaba la delantera con 24 en todo su cuerpo, en comparación con los dos que tenía Anita.
Después de la cena, se dirigieron a disfrutar del postre en el reservado. En un momento, Anita sorprendió a Sergio con un beso en el cuello, provocando que al madrileño se le erizaran los vellos.
"Soy un empotrador, pero cariñoso", aseguró el comensal, algo que hizo que tirara por la borda todas sus opciones románticas con Anita, que ya la alicantina reconoció que esa expresión le había parecido "una ordinariez".
En la decisión final, Sergio reconoció con ilusión que sí quería tener una segunda cita con Anita. Pero ella, en cambio, prefirió no volver a verle: "Me ha encantado, me lo he pasado bien, pero he visto cosas que no me han gustado, como que se considera un empotrador".
