Kira Miró nos coge el teléfono una mañana de invierno, siempre alegre y con ese acento canario que tan bien sabe esconder cuando le toca. 2023 ha sido uno de sus años más moviditos en lo profesional, encadenando proyectos que le deparan un 2024 en el que vamos a verla en cines y pequeñas pantallas interpretando a todo tipo de papeles.
Del drama a la comedia más loca en la que se desenvuelve con mucha naturalidad. En las salas de cine nos espera Cuánto me queda, en la que debuta en la dirección Carolina Bassecourt y que adapta la obra de Marta Buchaca y que nos plantea una cuestión: ¿cómo actuarías si un test pudiera decirte la fecha exacta de tu muerte? ¿Y si supieras la de tu pareja?

¿Qué sensación o mensaje te llevaste al leer el guion de tu nueva película?
Habla de vivir el momento y disfrutar de la vida como si te fueras a morir mañana. El mensaje es que a veces se nos olvida que la muerte está ahí, más cerca de lo que creemos, y ¿qué haríamos si supiéramos esa fecha?
Creo que la muerte siempre está acechando, sobre todo lo vemos cuando se muere alguien cercano y conectas más con ese sentido de disfrutar, de demostrar los sentimientos... porque igual hoy estamos, pero mañana no, pensando tanto en nosotros como en la gente a la que queremos.
Creo que preferiría vivir en la ignorancia. Aunque no lo sé porque también si me dicen la fecha puedo darme prisa en hacer cosas que quizá estoy posponiendo porque me creo que voy a tener toda la vida de regalo. Ay, ¡no sé si me haría ese test o no!
¿Cómo habéis trabajado ese equilibrio de comedia y drama en el tono de Cuánto me queda?
El reto estaba en lograr ese equilibrio, sobre todo con mi personaje que es el más dramático y el que sostiene un poco a los otros tres locos que tiene alrededor. Había que participar en la comedia sin perder la verdad y el drama que supone esta historia.
Lo fuimos equilibrando entre todos. Tuvimos dos semanas de ensayos con Carolina Bassecourt, la directora. A ella también le gusta hacer un poco de improvisación y jugar, charlamos sobre el texto... y cuando llegamos al rodaje fue todo como un reloj.
La película tiene cierto estilo teatral, ¿cómo os habéis manejado?
Me gusta mucho, a veces no se necesitan grandes aspavientos ni explosiones, ni grandes secuencias de acción para que una película emocione y llegue. Cuando el trabajo de los actores es bonito, no se necesita mucho más. No sé si eso pasa en esta película o no, pero me gustan las que son como obras de teatro.
Carolina hizo el ejercicio de sacar partido de cada secuencia, también de subirnos al tejado para respirar un poco... Nos ha capitaneado muy bien, nadie diría que es su primera película. Los directores o directoras que también han interpretado saben lo que se pasa estando delante de la cámara y tienen cierta sensibilidad para ello.

¿Te lanzarías a dirigir?
Me parece muy difícil y por ahora no me veo. Igual cambio en algún momento, pero ahora lo que me encanta es la interpretación.
En este proyecto estás con Salva Reina, que es también tu pareja actual. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Muy bien como siempre, creo que hacemos muy buen equipo y que nos entendemos muy bien profesionalmente y lo hemos llevado genial. Nos apoyamos y aportamos tanto dentro como fuera. Es muy fácil y divertido trabajar con él, siempre está haciendo bromas, participando con el equipo técnico.
Y el próximo verano estrenáis otra película juntos. ¿Suerte? ¿Casualidad? ¿Se os ve como la pareja perfecta?
(Se ríe) Pues ojalá, pero no lo sabemos y eso mismo nos preguntamos nosotros. Estamos muy agradecidos y felices. Se nos da muy bien actuar juntos, Quién es quién es ya la tercera película que hacemos. Estamos en un momento muy bonito.

Siendo actriz, ¿es más sencillo tener una pareja de tu misma profesión?
Creo que hay un punto de entendimiento que es más sencillo, sí. Nos ayudamos a pasarnos el texto el uno al otro y cuando trabajamos juntos nos aportamos siempre desde el cariño, pero como haríamos con cualquier compañero, es bueno y es bonito hacer ese trabajo de equipo.
¿Qué te falta por hacer o qué tipo de personaje esperas que llegue?
Quizá una peli de terror puede ser lo que me falta, de todo lo demás casi todo lo he hecho más o menos. Igual trabajar en otro idioma. Me parece divertido poder trabajar en italiano, alemán, inglés o francés. Sería un reto ponerme a estudiar otro idiota y trabajar con gente de allí.
¿Has tenido propuestas o tentación de irte fuera a probar suerte?
Sí que he tenido la idea, pero a la hora de llevarla a cabo me ha dado pereza porque, por suerte, he tenido trabajo y aquí se vive bastante bien. Otra cosa es ir a trabajar fuera con algo, pero el impulso de dejarlo todo no lo he tenido.
¿Crees que se están superando esas barreras de las mujeres y además con cierta edad en este trabajo?
Creo que todavía queda mucho por recorrer. Aunque cada vez vemos más mujeres directoras, guionistas, en puestos técnicos y cada vez se cuentan más historias para nosotras y también sobre nosotras. Es verdad que hasta hace poco siempre hemos sido “la mujer de” y ahora tenemos grandes historias contadas por nosotras, creo que vamos avanzando.
¿Qué tipo de papeles te llegan que te hacen sentir eso?
Me llega de todo y muy variado por suerte. Tuve una época en la que los papeles más diferentes e interesantes eran en el teatro, pero ahora en tele hago desde Machos alfa (que es una comedia muy fina y a la orden del día, con un personaje empoderado) al que estoy trabajando ahora mismo en Perverso.
Perverso es un thriller psicológico, todo un drama, en el que interpreto a mujer madre de familia y jueza que sigue una investigación en la que pasan muchas cosas. Y también en el cine Quién es quién en la que soy una madre y abogada madre en una comedia ‘alocadísima’. Tengo un poco de todo.
Machos alfa ha sido todo un éxito y ya se espera su segunda temporada en Netflix. Con el éxito es sencillo, pero ¿cómo se llevan los fracasos?
Es parte de esta profesión, no tomarse los éxitos como grandes triunfos ni los fracasos como grandes derrotas. Hay que seguir trabajando y pensar en cuál será el siguiente. Ni los fracasos son tan malos ni con los éxitos pasan grandes cosas, entonces en realidad la meta es seguir trabajando.
¿Y cuándo no suena el teléfono?
Pasa mucho. Hay épocas en las que no suena, no accedes a castings, antes te veían para muchos proyectos y ahora no tanto… Pero hay que tener paciencia, no desesperar y ser constante. En esas épocas, el teatro ha sido mi mayor refugio, el que me ha respetado y ha estado ahí cuando el audiovisual me ha rechazado o no ha habido hueco para mí.
¿Deberíamos aprender, como en la película ‘Cuánto me queda’, a reírnos hasta de la muerte?
Pues sí, ¿por qué no? No siempre es fácil, pero hay que usar la risa como terapia. Y, sobre todo, ese lema de vivir la vida, no como si este fuera el último día, sino como si fuera el único.