Si ya conoces y utilizas sérum para tratar algunas necesidades de la piel del rostro, este cosmético de textura ligera, con una potente concentración de activos, también se va a volver un imprescindible en tu rutina de belleza bucal.
Cuando hablamos de sérum en cosmética general, entendemos un producto con una cantidad importante de componentes activos, que aportan determinados beneficios y que tiene una textura más bien fluida.
Los sérums dentales tienen como misión rejuvenecer el esmalte, devolverle su brillo y color natural. Es un producto que ha sido diseñado para recuperar el esmalte desgastado a lo largo de los años.
Los sérums dentales se parecen mucho a los geles que han existido toda la vida, aunque cambia un poco la textura. Es decir, técnicamente hablando, una sustancia tan fluida, con grandes cantidades de determinados componentes, no nos beneficia en la cavidad oral. Lo ideal es que la textura sea más bien en gel y se quede adherido el máximo tiempo posible a nuestro esmalte. De ahí la importancia de prestar atención a la textura del producto que adquirimos.
Para lograr la mayor eficacia es importante aplicarlo después del cepillado dental, con el dedo o con un bastoncillo y dejarlo actuar, al menos, durante media hora sin comer ni beber nada en ese tiempo.
Estos sérums a menudo contienen minerales como el fluoruro, el calcio y el fosfato, que son esenciales para la remineralización del esmalte dental. La aplicación regular de estos puede contribuir a la formación de una capa protectora en el esmalte, ayudando a prevenir la caries y el desgaste dental.
Por último, algunos sérums dentales también pueden tener propiedades antibacterianas y antiinflamatorias. Estos ingredientes activos pueden ayudar a combatir la placa bacteriana, reducir la inflamación de las encías y promover una salud oral óptima.
