En el ámbito de la belleza y la salud, no es raro que surjan mitos que confunden más que aclaran. Uno de los más recientes es el que se basa en explicar que cuando nos aplicamos perfume en el cuello, la tiroides puede estar en peligro. Esta idea ha circulado, sobre todo por las redes sociales, generando preocupación entre quienes cuidan su salud de forma meticulosa. Sin embargo, especialistas en dermatología han salido al paso para desmentir esta creencia infundada. En concreto, el dermatólogo Alex Docampo explica cómo funciona realmente la piel. Y es que, esta actúa como una barrera muy eficaz, impidiendo que sustancias externas penetren fácilmente en nuestro organismo. La realidad es otra y es que, el perfume realmente no puede llegar nunca a la tiroides, aunque si puede afectar a nuestra piel, por ser un producto con fotosensibilidad.
El experto en dermatología explica que este mito es una verdadera tontería que ha estado siendo difundida y muchos medios de comunicación lo han aprovechado para desinformar. Es cierto que los expertos recomiendan productos sin alcohol, como estos 3 perfumes sin alcohol que duran, cuidan la piel y no manchan la ropa. Ahora, explica por qué esto es un mito y qué consecuencias reales pueden tener los perfumes en la piel.
La explicación más lógica de por qué un perfume no afecta la tiroides, pero sí a la fotosensibilidad

El experto comienza dando una serie de razones lógicas por las que no nos tenemos que preocupar del efecto de los perfumes en la piel. "Si los perfumes pudieran atravesar la piel y llegar a la tiroides, entonces estaríamos en riesgo constante al exponernos a cualquier sustancia", aclara el doctor Docampo. Este profesional subraya que el perfume no tiene la capacidad de afectar la glándula tiroidea por simple aplicación tópica.
Además, el dermatólogo enfatiza que no hay evidencias científicas que respalden esta teoría. "Es importante basar nuestras decisiones en información verificada y no en rumores que circulan sin fundamento", añade. Ahora sí, un factor importante que debemos de tener en cuenta y que afecta a nuestra piel es la posibilidad de que muchos perfumes tengan en su fórmula elementos que afectan a la fotosensibilidad y no a la tiroides.
La verdadera preocupación: el sol y la fotosensibilidad
Aunque la preocupación por la tiroides no tiene base científica, los expertos sí advierten sobre otro riesgo relacionado con el uso del perfume en el cuello: la fotosensibilidad. Muchos ingredientes en las fragancias pueden reaccionar con la luz solar, causando irritaciones en la piel, manchas oscuras o incluso quemaduras.

"El problema real es que al aplicar perfume en zonas expuestas al sol, como el cuello, se puede desencadenar una reacción fotosensible", explica Docampo. Esta reacción puede acelerar el envejecimiento de la piel y aumentar el riesgo de daños cutáneos.
Por lo tanto, el consejo de los dermatólogos es aplicar el perfume en áreas menos expuestas, como detrás de las orejas o en las muñecas, donde el riesgo de fotosensibilidad es menor.
Perfumes naturales: ¿una alternativa más segura?
En medio de estos debates, han surgido opciones de perfumes etiquetados como "naturales" o "orgánicos", que prometen ser una alternativa más segura. Sin embargo, los dermatólogos advierten que "natural" no siempre significa inofensivo. Algunos aceites esenciales utilizados en estos productos también pueden ser fotosensibles y causar reacciones adversas cuando se exponen al sol.

Algo que es un tótem en el mundo de la cosmética y el mundo beauty, inclusive la perfumería es que "es crucial leer las etiquetas y entender que lo natural no es sinónimo de seguro", recalca Docampo. "La clave está en el uso responsable y en conocer cómo reaccionan los ingredientes al sol".
En definitiva, la aplicación de perfume en el cuello no representa un riesgo para la tiroides, pero sí es importante ser consciente de los efectos que la exposición solar puede tener sobre las fragancias. Al optar por perfumes, naturales o convencionales, siempre es recomendable informarse bien y aplicar en zonas donde el sol no incida directamente.