Los posibles efectos de tomar el café caducado
El café es un producto que genera dudas al consumidor: ¿caduca o no, y si lo hace, qué consecuencias tiene tomarlo caducado?
Con las fechas de caducidad de los productos de alimentación se dan dos circunstancias: confusión entre lo que es caducar y lo que “consumir preferentemente antes de”, y polarización entre quienes tienen pánico con comerse, por ejemplo, un yogur caducado, y quienes se lo toman aunque lleve dos semanas pasada la fecha de caducidad. ¿Qué ocurre en el caso concreto del café? Te lo contamos.
Si te has planteado alguna vez si el café caduca y qué ocurre si te lo tomas después de lo que dice el paquete antes de abrirlo, estas en la pieza adecuada. Te vamos a resolver ambas dudas, y de paso, también vamos a explicar la diferencia entre fecha de caducidad de un producto y fecha de consumo preferente. Pero, primero, vamos al grano, nunca mejor dicho.

Café
¿Caduca el café?
El café es un producto que puede generar dudas al respecto de la caducidad porque en muchos hogares se tarda en consumir un paquete. Otros almacenan muchos, corriendo el riesgo de que alguno pase de la fecha tope. Y encima, a menudo solemos echar el paquete entero, ya sea molido o en grano, en algún bote o lata, desechando el envoltorio sin apuntar su fecha de consumo preferente.
Es importante este último matiz porque la respuesta a la pregunta que nos planteamos en esta pieza está justamente en este detalle. El café no caduca. Puedes leer en cualquier envase, de la marca y el tipo de café que sea, que sí viene una fecha marcada, pero es de consumo preferente. No es una fecha de caducidad como los yogures o los huevos, por citar dos ejemplos.
Como explican desde Aesan, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, ente público que se engloba dentro del ministerio de Consumo, “La fecha de caducidad aparece en alimentos muy perecederos, como pescado fresco, carne picada fresca”, y su recomendación es que “no se consuma ningún alimento una vez pasada la fecha de caducidad porque ya no es seguro hacerlo.
Sin embargo, el café no es un alimento perecedero, de manera que se estipula una fecha de consumo preferente, que no es lo mismo que de caducidad. “La fecha de «consumo preferente» indica el momento hasta el cual el alimento conserva la calidad prevista”, explica Aesan.
Es decir, si consumes un café que ya no esté dentro de la fecha de consumo preferente, lo que puede ocurrir es que haya perdido el estándar de calidad con el que se vende: pueden perder sabor, aromas, textura, etc. Pero mientras se hayan respetado las instrucciones de conservación y el envase del café no esté dañado, “El alimento sigue siendo seguro para el consumidor una vez pasada la fecha de consumo preferente”, añaden desde Aesan.
En el caso concreto del café, lo que sí ocurre si lo compras en grano es que las semillas producen dióxido de carbono hasta, aproximadamente, la fecha de consumo preferente. Cuando dejan de hacerlo, pasan a absorber oxígeno, lo cual daña sus condiciones ideales, haciendo que el café pierda parte de sus características.