Si alguna vez has hecho una dieta, es posible que luego hayas recuperado el peso perdido y hasta un poco más. Toma nota de estos alimentos que te ayudarán a evitar el efecto rebote.
Es posible de joven comieras de todo, no te preocupases por la comida y tu peso se mantuviera sin problema, porque tu cuerpo lo mantenía de forma automática.
El organismo se autorregula, mantiene las constantes vitales dentro de unas horquillas y así sigue funcionando de manera óptima. A esto se le llama técnicamente “homeostasis”. El cerebro, desde el hipotálamo, autorregula el peso. Así cada persona tiene un peso natural que se mantiene dentro de un rango de fluctuación. Si has hecho dieta alguna vez, es casi seguro que hayas tenido el efecto rebote y hayas recuperado el peso si no has seguido algunas claves. La explicación reside en que las dietas interfieren en el sistema natural de regulación del peso. “Tu organismo está diseñado para mantener el peso natural que genéticamente te corresponde y cuando haces una dieta porque tienes unos kilos de más, y bajas de peso rápidamente, el hipotálamo no sabe si es una dieta o una hambruna y reacciona para que recuperes el peso perdido y sobrevivas”, declara Luis Navarro, director de Navarro Clínica.
Como el cuerpo autorregula el peso automáticamente, ¿qué sucede cuando queremos manipular e influir en este mecanismo? La respuesta la encontró el doctor Ancel Benjamin Keys. En 1945 realizó un estudio en Minnesota, después publicado con el título Biology of Human Starvation, con 32 voluntarios que estaban en estado óptimo de salud. Durante 6 meses estuvieron en un estado de semi hambruna con el objetivo de que perdiesen el 25 % de su peso y para ello ingerían un promedio de 1.570 calorías diarias. En ellos observaron que su tasa de metabolismo se reduje en un 40 %, estaban obsesionados por la comida, engullían vorazmente o comían lentamente, alargando las comidas; y tenían cambios de personalidad y en muchos casos, apatía, irritabilidad, mal humor y depresión. Todo esos cambios que también suceden con frecuencia cuando se hace una dieta sin más.
Pero después de 6 meses de hambre controlada, les permitieron comer lo que querían y los ataques de hambre se hicieron más intensos y el hambre era insaciable. Les era difícil parar de comer. A la mayoría de los participantes les costó un promedio de 5 meses normalizar su alimentación. Al dar por acabada la semi hambruna, los participantes tenían una necesidad psicológica de comer todo lo que no habían podido y una necesidad física de recuperar el peso que perdieron con la dieta. Estas conclusiones han sido corroboradas por estudios posteriores.
Si has hecho una dieta y has adelgazado, ahora toca mantenerse. Toma nota de estos 12 alimentos que te ayudarán a evitar el efecto rebote.
Espárragos
Ayudan a desintoxicar el organismo. "Es una fuente riquísima de potasio con lo que nos ayuda a reducir nuestro abdomen. Contiene fibra, no tiene apenas grasa, colesterol y muy pocas calorías", explica la doctora María Amaro, de la Clínica Feel Good, especializada en evitar el efecto rebote. También tiene propiedades antienvejecimiento. Es diurético, ideal para control de la tensión y de las enfermedades cardiovasculares. Son un alimento muy saludable.
Aceite de oliva
Esencial en nuestra dieta, lo único importante es controlar la cantidad (cada cucharadita tiene 120 Kcal) pero es antioxidante, antienvejecimiento, rico en ácidos grasos omega 3 y 6 y su consumo se ha relacionado con el descenso de la prevalencia de numerosos cánceres mama, próstata, colon y muchos beneficios para la salud.
Yogur desnatado
Conserva las mismas propiedades en cuanto a calcio y vitamina D que el normal, y tiene más potasio y menos calorías. Eso sí, cómpralo natural y sin edulcorar (si lo queremos edulcorar lo hacemos nosotras en casa). Es un buen tentempié entre horas.
Chocolate negro
Una onza de chocolate negro por la noches tiene propiedades antioxidantes, antienvejecimiento y gracias a la teobromina y la cafeína que posee controla nuestra tensión arterial. Además ayuda a mantener el Índice de Masa Corporal.
Huevos
La del huevo es una proteína de alto valor biológico, tiene todas las vitaminas excepto la vitamina C, pero es muy rico en vitamina B12 y acido fólico. Un huevo supone el aporte del 15 % de la dosis diaria recomendada de vitamina A y D (esta última en valores en bajos en mucha parte de la población). Sus beneficios nos protegen de muchos problemas de salud.
Té verde
Su ingesta bloquea la grasa almacenada en el hígado, "mejora la función hepática, es diurético, laxante y antioxidante", subraya la doctora Amaro. Numerosos estudios demuestran que su consumo retrasa la aparición del Alzheimer.
Naranjas
Rica en vitamina C y fibra, destaca por su capacidad para disminuir el colesterol y la tensión arterial. Ayuda a mantener el peso porque es un alimento saciante.
Lentejas
Las legumbres son una importante fuente de proteínas y de hierro y son bajas en grasas. “Eso sí, deben ser cocinadas solo con verduras”, dice la doctora. Esto quiere decir que no las hagas al modo clásico español, con chorizo o panceta, ni por supuesto te atiborres de pan al comerlas.
Pescado azul
Salmón, atún, trucha... los pescados azules son ricos en ácidos grasos omega 3 y 6, que nos ayudan a bajar el colesterol malo (LDL) y los triglicéridos.
Tomate
El licopeno ayuda a prevenir entre otras muchas cosas el daño producido por la luz y su vitamina C también protege la visión. Además es el mejor rejuvenecedor que existe, "un zumo de tomate por las mañanas es la mejor “crema hidratante “para tu cuerpo que te puedes dar, dado su poder antioxidante y antienvejecimiento", asegura la experta en nutrición.
Agua
Beber agua durante, antes y después de las comidas tiene un efecto saciante. Son muchos los beneficios para el correcto funcionamiento del organismo. Si eres de beber poco, recuerda que también hay agua en los alimentos que ingerimos.
Cúrcuma
Ayuda a mantener el peso (y a perderlo) porque, además de aportar un sabor delicioso a los platos, tiene efecto saciante. Uno de sus beneficios destacados es que actúa como un bloqueador de la grasa. Hay que tomarla de modo continuado porque sus efectos y beneficios son acumulativos.