Sí, se puede adelgazar manteniendo la dieta y sin recurrir a planes de adelgazamiento radicales. En otras ocasiones, debemos cambiar algunos hábitos, por ejemplo si el médico nos ha recomendado comer sin sal (si es tu caso, en el blog Gente de Hoy aportan una completa guía de consejos para condimentar tus platos sin sal) o situaciones parecidas, pero generalmente el cambio clave es aprender a comer bien. ¡Te lo contamos!
Domina los antojos
¿No te resistes a tomar dulce por la noche? “Controla este deseo con té blanco, vainilla y canela. Esta tisana inhibe la serotonina (un neurotransmisor que activa el hambre)”, explica la doctora María Amaro de la Clínica Feel Good. Por Sonia Coronel
Evita el picoteo
“Esquiva los picos de hambre comiendo un huevo en el desayuno”, dice el nutricionista Ata Pouramini. ¿Otras opciones? Los alimentos con vinagre (alargan el proceso digestivo) y los picantes (te hacen sentir llena más tiempo)”.
Ciñe el apetito
Antes de cada comida, ponte un cinturón y ajústalo. “Evitará que el estómago se distienda, con lo que la sensación de saciedad aparecerá antes”, aclara Alex Pérez, nutricionista de Ergodinámica.
Controla el pan de cada día
No es un mero acompañamiento. “Dale categoría de plato y no lo tomes junto a pasta, arroz...”, dice el dietista de Ergodinámica.
Mastica despacio y cronometra
... el tiempo que tardas en comer. ¿Has acabado ipso facto? “Hacerlo deprisa hace que ingieras más alimento del que necesitas. Mastica despacio (40 veces cada bocado) y emplea 20 minutos. Es el tiempo que cerebro y estómago precisan para estar satisfechos”, precisa Amaro.
Camina con amigos
Aunque practiques el pokewalking (andar mientras miras la pantalla ), no es suficiente. ¿La solución? “Hazte con una pulsera Fitbit que mida tu actividad, descárgate la aplicación (es gratuita) y reta a tus amigas a competir”, dice Pérez. Divertido, ¿no?
Cuida lo que bebes
“Si te encanta la cerveza con limón, tómala sin alcohol y con un refresco light. Son solo 14 calorías”, aclara Amaro. ¿Otra opción? Tomar agua con gas en el aperitivo. “Las burbujas llenan y te alejan de las tentaciones (croquetas, aceitunas, patatas fritas...)”, comenta Pérez.
Duerme como un bebé
“Se ha demostrado que la falta de sueño activa una hormona llamada grelina, que provoca hambre e induce a tomar alimentos ricos en hidratos y grasas”, explica Ata Pouramini.
Elige platos oscuros
Según el experto anterior, comerás menos si tus platos son de color rojo, negro o azul. “Estos tonos inhiben al apetito y hacen que los alimentos más calóricos (carbohidratos) sean menos apetecibles”.
Cocina sin sal ni aceite
¿Quedará insípido? Alegra el menú con hierbas aromáticas y especias. “Tienen vitamina A y aceleran el metabolismo”, dice la doctora Amaro.
Reorganiza la nevera
Deja fuera de la vista las tentaciones calóricas (ojos que no ven...). En su lugar coloca alimentos llamativos saludables (crudités de verduras, yogur con frutos rojos...).