Alberto Chicote está de vuelta. Este jueves 1 de febrero, en el horario estelar de laSexta, estrenó Batalla de restaurantes, que busca seguir la estela de éxitos anteriores como Pesadilla en la cocina, Top Chef o ¿Te lo vas a comer?. En este innovador formato, Chicote se adentra en la tarea de descubrir cuál es el mejor restaurante que prepara el plato típico de su región.
A lo largo de las ocho entregas del programa, Chicote evaluará junto a cuatro propietarios de locales de la misma ciudad diversos aspectos de sus competidores, como el espacio, la cocina, la comida, el servicio y el precio. El ganador conseguirá 10.000 euros de premio.

¿Cómo es la mecánica de 'Batalla de restaurantes'?
Hay cuatro locales que concursan donde todos probarán y valorarán lo de sus rivales, puntuándose en una horquilla del 0 al 10 en seis categorías: espacio, cocina, comida, servicio y precio, que es una categoría nueva respecto a la versión del programa que se emite en algunas autonómicas.
Además, también puntuarán la especialidad regional en la que compiten. Yo también participaré en las votaciones y, al final del programa, mi puntuación será decisiva para confirmar la clasificación o darle la vuelta. El plato especial de cada región es el que sirve de hilo conductor de cada entrega.
El premio son 10.000 euros. ¿Los participantes han sido sinceros a la hora de puntuar o han buscado fastidiar al rival para llevarse el dinero?
Los espectadores verán un poco de todo, pero puedo adelantar que habrá más de una sorpresa con algún concursante que parecía que era muy tímido y educado, pero que, cuando llegamos a la confrontación final, resulta que llevaba un puñal entre los dientes y no lo habíamos visto.

¿Han volado los chuchillos entre ellos, metafóricamente hablando?
Claro. Sobre todo en el momento cumbre del programa, que es la confrontación final. Durante la emisión y las visitas de los participantes, los espectadores van viendo algunas cosas en las pruebas como que a la cara dicen que les ha gustado mucho o que está de locura. Pero, cuando llegamos a la confrontación final, ves que ha puesto un 3 de nota y te acuerdas de lo que había dicho...
Entonces empiezan a ocurrir cosas y, opino, que es el momento más sorprendente, más divertido y más tensionado del programa.
Todos estos restaurantes que participan en 'Batalla de restaurantes' son negocios que ya funcionan de maravilla.
¿Cómo defenderías Omeraki, tu restaurante, si te tocara estar en esta batalla?
Lo he pensado muchas veces. Evidentemente, como todos, tendría un cuidado especial en que todo fuese maravilloso y perfecto. Lo hacemos cada día, con lo cual no creo que supusiese un problema.
Pero luego siempre ocurren cosas. De repente, tú tienes un local que es maravilloso, precioso y divino, pero a alguien le parece que le estás apabullado y te lo valora negativamente.
O resulta que si tienes un precio muy bajo y alguien te dice que lo valora muy positivamente porque estás ofreciendo mucha calidad por poco dinero, no obstante, puede llegar otro participante y votar que eres tonto porque no estás ganando dinero, valorándolo negativamente.
Depende mucho más del criterio de quien lo está valorando que de realmente lo que tú estás haciendo.

¿Qué diferencia a 'Batalla de restaurantes' de 'Pesadilla en la cocina'?
Ellos saben que vamos a ir y ese día ponen la mejor atención, el mayor cuidado... Todo para demostrar que están ahí en el top.
No olvidemos que todos estos restaurantes que participan en Batalla de restaurantes son negocios que ya funcionan de maravilla. Por eso no tiene nada que ver con Pesadilla en la cocina.
¿En cuál de los dos programas has comido peor?
En Pesadilla en la cocina, sin duda. Es que no hay nadie que se apunte a Batalla de restaurantes pensando que no es el mejor local de su ciudad. Por ese mismo motivo, todos son restaurantes de éxito.

¿Ya habías comido en alguno de los restaurantes de 'Batalla' antes del programa?
No, porque, cuando viajo, visito a mis amigos allá donde voy. Había pasado por delante de algunos, pero nunca había entrado en ninguno para comer, cenar o tomar algo.