Serafina Valero (Fina para los amigos y las Mafin) se ha convertido en uno de los personajes más queridos de los seguidores de Sueños de libertad. Lo cierto es que no nos sorprende, pues, más allá de su historia de amor con Marta de la Reina, el personaje de Fina ha dejado para el recuerdo multitud de escenas que han conmovido hasta el corazón más pétreo. Este personaje cautiva por su fuerza, su sensibilidad, su amor al prójimo y su sentido de justicia.
Fina siempre ha sido capaz de defender su esencia, su ser, su condición ante cualquiera, incluido Isidro, sin embargo, siempre ha sido consciente del “daño” que podía causarle. Entendió desde el primer momento que su padre no era más que una víctima de la sociedad en la que vivía, dónde los constructor sociales y los convencionalismos empujaban a tildar un amor tan puro y transparente como el que ella podía tener con otra mujer, de aberración. Fina no podía dejar de ser quien era, pero tampoco podía seguir siendo sin su padre. Y es esta disyuntiva en la que el personaje se encontró durante tantos capítulos es uno de los motivos por los que el público se ha enamorado de ella. Menos mal que Isidro entró en razón. No hay nada que no consiga el amor de un padre por su hija.
Fina es mujer, es persona, pero también es hija. Y volvió a demostrarlo estando al lado de Isidro desde que salió a la luz su enfermedad, renunciado a marcharse fuera de España y resignándose a perderlo cuando la parca parecía volar sobre el hombre. Unas desgarradoras escenas que conmueven, que quitan el aliento y que quizá, no habrían brillado tanto si no hubieran sido interpretadas magistralmente por Alba Brunet. La actriz ya dio muestra de sus dotes interpretativas en ficciones como Acacias 38, con el papel de Leonor, el cual tiene muchos matices de Fina. Ambas comparte esa valentía, esa necesidad de vivir su vida más allá del destino marcado y el lugar en el que les había tocado nacer. Alba ha tocado la gloria con Fina (aunque no el techo de su carrera, pues todavía le queda mucho camino) y con este personaje ha mostrado de lo que es capaz.

Por supuesto, Fina también es amiga. Y si no, que se lo digan a Claudia y Carmen. Sus compañeras de la colonia son parte fundamental de su vida y estaría dispuestas a hacer lo que fuese por ellas. Fina es la amistad personificada y quizá, las ganas de muchos de tener una amiga como ella en sus vidas es lo que ha provocado tal grado de empatía. También su nivel socioeconómico es un punto importante a destacar. A diferencia de otros personajes, a ella nunca le ha venido nada dado. Es perteneciente a la clase obrera, consciente de que debe luchar mucho más que otros para llegar lejos y esa ambición profesional, ese sentimiento de clase y esas ganas de superarse son inherentes al personaje.
Y no podemos olvidar su visión del amor. Ser lesbiana nunca le ha impedido experimentar con su sexualidad, con sus sentimientos y vivir su vida ajena a los designios marcados por una sociedad heteropatriarcal que catalogaba como “malo” todo aquello que no entrase en sus estereotipos normativos. Puso sus ojos en Marta de la Reina y, que ella estuviese casada y fuese su jefa, no fue un impedimento para, una vez confirmado que su amor era recíproco, luchase hasta las últimas consecuencias para intentarlo con su amada. Es esa mirada desafiante a la sociedad y a todo aquel que la rodea lo que la ha convertido en un referente con el que, quizá, muchas personas puedan sentirse identificadas.