No hay duda, los huevos se convierten en un ingrediente básico enormemente versátil en la cocina de muchos hogares del mundo. Ya sea que se cocinen solos para el desayuno, o que los utilicemos en la elaboración de exquisitos dulces y pasteles, es normal que en determinados momentos nos podamos plantear la posibilidad de cómo conservarlos correctamente.
Si bien es cierto que una caja de huevos puede conservarse entre 3 a 5 semanas en la nevera, es posible que en algunas ocasiones nos preguntemos si es seguro congelar aquellos que no vamos a utilizar, sobre todo antes de que se echen a perder y se estropeen.
Pero la duda no solo tiene relación con el huevo entero. Por ejemplo, suele ser muy habitual que solo estemos usando las claras de huevo para la elaboración de un determinado postre, y no deseamos que las yemas de huevo terminen por el fregadero. ¿Qué podemos hacer en estos casos? ¿Es posible congelar el huevo entero? ¿Solo la clara o la yema? Y si es así, ¿cuál es la forma más correcta de hacerlo?
Los huevos se pueden congelar, pero no de cualquier manera
Cuando congelamos un huevo crudo, el líquido presente en el exterior se expande, lo que puede hacer que la cáscara acabe rompiéndose. Como resultado, su contenido puede terminar estropeándose, aumentando el riesgo de contaminación bacteriana, lo que sí supondría un riesgo para la salud.
Pero también suele ser común que el proceso de congelación acabe afectando a las cualidades organolépticas del huevo, sobre todo cuando se congela sin seguir las pautas recomendadas.
Por ejemplo, congelar huevos crudos y sin cáscara puede afectar a su textura, dado que las yemas de huevo pueden volverse gelatinosas e incómodamente espesas, lo que hace que su uso posterior en la cocina se vuelva muy complicada (por no decir imposible).
Ocurre algo similar con los huevos pasados por agua o duros, dado que las claras de huevo, por otro lado, pueden volverse demasiado acuosas o gomosas cuando se descongelan.
Con buenos resultados, existen distintas partes del huevo que sí pueden congelarse con absoluta seguridad. Es el caso de las claras de huevo crudas, yemas de huevo crudas, huevos enteros crudos sin la cáscara y que se han batido y platos de huevo cocidos, como podría ser el caso de quichés.
No ocurre lo mismo, sin embargo, con la congelación de los huevos crudos o cocidos, sin cáscara, debido a ciertos problemas relacionados con la seguridad y / o con cambios negativos asociados a su textura y consistencia.
Lo ideal es congelarlos batidos, en porciones o separar claras y yemas agregando un poco de sal o azúcar para que no se pongan gelatinosas.

Como te hemos comentado, es muy posible congelar huevos crudos, pero es necesario batirlos antes para darles una textura líquida, lo que significa básicamente congelarlos sin su cáscara, ya que corren el riesgo de estallar al entrar en contacto con el frío. Aunque es cierto que los pasos a seguir diferirán en función de la parte del huevo que desees o necesites congelar.
En caso de que se trate de un huevo entero, es fundamental romper cada huevo en un tazón o cuenco y batirlo con suavidad hasta que las yemas y las claras se hayan combinado completamente. Luego, vierte la mezcla en un recipiente apto para congelador, donde podrás conservarlo hasta por 12 meses.
Las claras de huevo deben ser separadas de las yemas. En este caso, las yemas deben ser colocadas en un cuenco o tazón y las claras en otro recipiente independiente. Igualmente, se deben colocar en un recipiente pequeño apto para congelador.
En el caso de las yemas de huevo es fundamental hacer lo mismo que con las claras, aunque las yemas sí deben ser batidas suavemente siempre antes de congelarlas.
Para conseguir una mejor conservación, es recomendable añadir un poco de sal y / o azúcar granulada, sobre todo a las yemas de huevo batidas, antes de proceder a conservarlas en el congelador.
Eso sí, independientemente de la opción que escojas, no te olvides de lo más importante: etiqueta cada recipiente tanto con la fecha como con la cantidad de huevos enteros que contiene. De esta manera, controlarás mejor tanto la fecha de caducidad como los huevos que usarás luego en la cocina.