En verano, muchas plantas que tenemos en nuestro jardín o en nuestra terraza tienden a quemarse por el sol, por la falta de riego o la mala localización de esta. Independientemente de que tengas plantas de interior grandes y bonitas para decorar tu salón, no están exentas de sufrir los cambios de temperatura. A medida que pasan las estaciones del año, las plantas que cohabitan con nosotras, sufren cambios ya sea por las horas de luz, por los cambios de temperatura o por las condiciones meteorológicas. En invierno, el frío es el protagonista y es cuando las plantas de exterior, ya sean de suelo como colgantes que resisten al frío son más vulnerables y necesitan ser protegidas para que no sufran daños. Estas ideas te serán de gran ayuda para mantener tu pequeño ecosistema vegetal vivo durante invierno, a pesar de la bajada de las temperaturas que pueden provocar cotas de nieve o incluso helarse a lo largo de la madrugada, pudiendo peligrar la muerte de tu decoración vegetal. Y es que, como el calor extremo, el frío intenso puede dañar tus plantas de forma irremediable. Toma nota de estos consejos para que sobrevivan a la primavera.
Seis trucos para cuidar tus plantas de las heladas

Ya estamos en invierno, y con él, llegan las bajas temperaturas y las heladas. Si tienes plantas al aire libre, ya sea en el balcón, la terraza o el jardín, especialmente las delicadas o recién plantadas, es crucial protegerlas cuanto antes para que no se estropeen. El frío intenso forma cristales de hielo en las células de las plantas y puede dañarlas. Te damos algunos trucos sencillos, pero efectivos, para protegerlas.
Reduce el riego

En invierno, las plantas necesitan menos agua para sobrevivir. Además, si tienen demasiada, podrían congelarse y dañar las raíces. Para evitarlo, espacia el riego y hazlo en las horas centrales del día. A diferencia de verano, que es recomendable regar las plantas por la noche, en invierno se hace en las horas de mayor intensidad solar, así pueden coger el agua que les ofrecemos sin ningún inconveniente.
Envuelve los tiestos
Si tienes pocas macetas, trasládalas a un lugar cálido dentro de la casa o colócalas bajo un porche. Si tienes muchas, recubre los maceteros con cartón o papel de burbuja, usado para embalar, ya que son aislantes fenomenales. Hazlo especialmente en tiestos de barro, cerámica o terracota para proteger las raíces.
Tapa las plantas
Si vives en una zona en la que te despiertas cada día con el suelo helado, necesitarás protegerlas por completo. Tápalas con una tela antiheladas. Así, la parte aérea estará a una temperatura estable durante la noche. Y si usas un plástico transparente, acuérdate de retirarlo por la mañana para que las plantas puedan transpirar.
Agrúpalas

Intenta poner las plantas lo más juntas posible; así se protegerán entre sí. También es aconsejable colocarlas cerca de una pared. Puedes comprar o construir tu propio donde el frío es menor. Asimismo, si puede ser orientada hacia el sur, pequeño invernadero y poner en él las plantas que puedan ser trasladadas.
Tápalas con un acolchado
Protege la base de las plantas y arbustos con material orgánico como corteza de pino, hojas secas, paja o serrín natural. Si no puedes fabricarlo tú misma, compra mantillo orgánico o corteza de pino en tiendas especializadas. Así, la temperatura de la tierra subirá unos grados.
Cuidado con el viento
En muchas ocasiones, el frío viene acompañado con fuertes ráfagas de aire que pueden acabar tirando al suelo tus plantas. Para evitarlo, muévelas a una zona protegida sin viento ni corrientes de aire. También puedes meter las macetas en otras más grandes o colocarles piedras en la tierra.