Se acabó la magia
No hay fórmulas ni pócimas mágicas. Tienes que pasar por esto. Aceptar una pérdida afectiva es un proceso, un duelo que durará más o menos en función de las características de la ruptura, de la historia personal de sentimientos, de la personalidad, de la calidad de la relación y de la cultura. Pasarás por varias fases, más o menos secuenciales: aturdimiento/negación, anhelo/recuperación, búsqueda de explicaciones, ira/indignación, culpa/ humillación, desesperanza/depresión y aceptación/cierre.
“No hay fórmulas, pero sabemos que una buena dosis de realismo, autorrespeto y una sólida red de apoyo (familia, amigos, asesores espirituales o psicológicos) ayudan”, explica el psicólogo Walter Riso, autor de Ya te dije adiós, ahora cómo te olvido (Planeta).
El experto hace una primera recomendación clara y muy contundente: haz un esfuerzo por tener cero información y no saber absolutamente nada de tu ex. Bórralo de las redes sociales (pero hazlo de verdad), no te hagas la encontradiza para verlo, no tengas trato con sus amigos y, si no tienes más remedio porque también son los tuyos, pídeles que no te hablen de él. “Entiérralo simbólicamente”, recomienda Riso.

No te regodees con tu pérdida. No vuelvas a los lugares que frecuentabas con tu pareja, no escuches vuestra canción ni la música que tenía significado para vosotros, no te pongas a ver fotos de aquellas vacaciones maravillosas y guarda en un cajón el colgante que te regaló en aquel cumpleaños. No releas vuestras conversaciones de WhatsApp ni le escribas cartas que luego no le enviarás.
Si dejas que tu ex ocupe tu mente, no quedará espacio para la racionalidad ni para el pensamiento libre. Todo estará contaminado. “La imagen de tu expareja llegará una y otra vez. Como en cascadas, hasta aplastarte. O puedes establecer correlaciones ilusorias de cualquier tipo y asociar de manera irracional cada acto de tu vida a su recuerdo –advierte el psicólogo–. Otra forma de obsesión nace del pensamiento nostálgico: “Qué será de ti”. La mente empieza a imaginar al ex en infinidad de situaciones y a sufrir.
Hay algo de masoquista en esto de dejarse llevar por los pensamientos de quien fue tu pareja y no hacer nada, incluso provocarlo. Las técnicas para vencer ese “solo pienso en ti” van desde la distracción hasta evitar hacer actividades que rememoren la pérdida y también aprender a detener esos pensamientos automáticos que regresan una y otra vez.
“Si te apropias de tu ser, es decir, si te gobiernas a ti misma y asumes que eres dueña de tu vida de manera radical, te dolerá al principio, pero tendrás una estructura mental para aprender a perder”, señala Riso.

Quizá si ahora mismo te encuentras en esta situación pienses que es más fácil decir qué hacer. Tal vez lo hayas intentado sin éxito. Entonces será el momento de pedir ayuda. “Si el abandonado persevera en su actitud esperanzadora ilógica, la ansiedad comenzará a transformarse en depresión y no habrá otro remedio que pedir ayuda profesional. Mucha gente descarta esta posibilidad, lo que lleva a agudizar el malestar. Y hay que tener cuidado: la ilusión puede degenerar en delirio y en ver amor donde no lo hay”, concluye el experto.
"Lo que más afecta al olvido es la dependencia emocional. Puede haber sido una relación agradable o tormentosa, pero si eres dependiente es como si a un adicto le quitaran su dosis. Hay en casos que, por el contrario, si la relación fue difícil y tortuosa, se festeja (“¡Al fin se terminó!”). Todo será más fácil si haces tuya esta premisa: no te merece quien te lastima. Habrá una lógica que se acopla al corazón magullado: “Mis principios no son negociables”. Y aunque duela, sin humillarme, si no me quieren, empaco y me voy", concluye Walter Riso.