El castañar de El Tiemblo
Paseo por el bosque (a 91 km)
Es un plan que te relaja y te ayuda a recargar pilas. El Castañar se encuentra a unos 7 km del municipio abulense de El Tiemblo. Se puede acceder hasta él en coche particular previo pago de una tasa (6 € por coche y 2 € por persona) o gratuitamente si se coge un autobús municipal en el mismo pueblo. Desde El Realejo, una zona recreativa situada en la entrada de este maravilloso paraje, parte una senda circular de 4 km (2 horas) perfectamente señalizada. El trayecto es un reto para los sentidos: los colores de los hojas de los árboles y el aroma de la tierra mojada son envolventes. Entre todos esos castaños centenarios está el Abuelo, un ejemplar de entre 800 y 1.000 años, uno de los cinco árboles con más edad de España y el más viejo de Castilla y León.
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Chinchón
Una plaza única (a 45 km)
Disfrutar de su pintoresca Plaza Mayor (dicen que una de las más bellas del mundo), declarada la 4º Maravilla material de la Comunidad de Madrid, es una razón más que suficiente para acercarse hasta esta ciudad del suroeste madrileño. Una vez allí, aprovecha para conocer la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (y ver el cuadro de Goya que decora el altar mayor), el convento de las Clarisas (y comprar los famosos dulces que elaboran las monjas) o el Castillo de los Condes (considerado la joya de la comarca). Chinchón también es un excelente lugar para tapear. Restaurantes como La Casa del Pregonero, el Mesón de la Virreyna o el Arco de Goya son míticos y participan en la Feria de la Tapa que se celebra cada año a finales del otoño
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Aranjuez
El retiro de los reyes (a 47 km)
La vega de los ríos Tajo y Jarama fue elegida por Felipe II para construir un palacio con todo lo necesario para que residiera su corte. Hoy en día podemos disfrutar de esa gran idea de crear un lugar tan placentero y bello como esta Real Villa y sentirnos como reyes. Hay mucho que ver en Aranjuez, además de su Palacio Real con sus recargados salones de estilo rococó: la Casa del Labrador, los Jardines del Príncipe, de la Isla o de Isabel II, o el Museo de las Falúas (embarcaciones usadas por la Casa Real en sus paseos de recreo o cuando hacían representaciones en el río Tajo). También hay mucha gastronomía que probar, son famosas las verduras, espárragos, fresas y fresones que dan sus fértiles tierras, así como los guisos de faisán.
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Puerto de Navacerrada
La nieve más cercana (a 60 km)
Es el puerto de montaña más alto de la Sierra de Guadarrama y uno de los lugares predilectos de los madrileños y segovianos (divide las dos provincias) para practicar el esquí. Se puede llegar a él en coche, aunque si prefieres evitar la aglomeración que se forma en el aparcamiento los días de fiesta durante la temporada invernal, lo mejor es tomar el tren de cercanías en Cercedilla o Cotos; es un trayecto con mucho ambiente y mucho encanto. La estación de esquí es como una pequeña ciudad alpina con sus albergues, restaurantes, tiendas y todo lo necesario para que los practicantes habituales del esquí o incluso los que solo van a dar una vuelta, puedan pasarlo bien.
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Patones de Arriba
Pueblo con encanto (a 72 km)
Son las casas de pizarra y las calles empedradas lo que hacen que Patones de Arriba sea uno de los municipios con más encanto de la cuenca del Jarama, en la Sierra Norte de Madrid. Actualmente es prácticamente un pueblo-museo, ya que su población emigró hacia el llano en los años 60 fundando Patones de Abajo. Precisamente hay una preciosa senda de menos de 1 km que une los dos enclaves. El camino sigue la ribera del río Patones y pasa por olivares, campos de cereal y zonas con encinas. Es muy fácil de recorrer y tiene el aliciente de un paisaje espectacular. Los que tengan un corazón fuerte y buenas piernas pueden intentar una ruta un poco más larga, pero muy bonita, de unos 12 km, hasta la presa del Atazar, la más grande de la Comunidad de Madrid.
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