Además de añadir un extra de sabor a tus vegetales, gracias a la técnica del encurtido, podrás disfrutarlos durante más tiempo ya que se conservarán periodos más largos en perfectas condiciones para su consumo. Al margen de las aceitunas, las alcaparras, los pepinillos y las banderillas, puedes encurtir cualquier vegetal que se te pueda ocurrir. La técnica del encurtido surgió como una necesidad de poder conservar los alimentos de manera que pudiesen consumirse durante más tiempo, evitando la proliferación de hongos y bacterias, y sin alterar las propiedades de los mismos.
Encurtir un alimento no es más que sumergirlo en una solución hecha a base de vinagre, azúcar, una pizca de sal, y especias, y someter al alimento a un proceso de cocción o fermentado a través del cual se modifica su textura, aroma y sabor. ¿Lo mejor de todo? La versatilidad a la hora de agregarlos a diferentes platos como ensaladas, bocadillos, hamburguesas e incluso servirlos solos como aperitivo. Para un par de tarros medianos de encurtidos necesitarás: 500 g de vegetales (zanahorias por ejemplo), 250 ml de vinagre de manzana, 400 ml de agua, 1 hoja de laurel, 2 cucharadas colmadas de azúcar, y una cucharada rasa de sal. Puedes aportar más sabor si añades unos granos de pimienta.
La mejor manera de conservarlos es en tarros de cristal con cierre hermético, donde podrás conservarlos durante 4 semanas en perfectas condiciones. Recuerda que tendrás que esterilizar los tarros antes de rellenarlos hirviéndolos en agua al menos 10 minutos. Después sólo tendrás que colocar los encurtidos dentro de los tarros dejando dos dedos de espacio entre los vegetales y la tapadera del bote de manera que queden totalmente cubiertos por el líquido. Si lo conservas adecuadamente en la nevera, podrás disfrutar de tus encurtidos hasta 1 mes más tarde de haberlos preparado.
1. Pela y corta las zanahorias
Pela las zanahorias con ayuda de un pelador para cortarlas a tu gusto. Nosotros recomendamos 3 tipos de corte cuando se trata de hacerlas encurtidas: Rallarlas con un rallador grueso, cortarlas en bastones finos, o hacer una juliana. Si las cortas en bastones, corta primero la zanahoria a la mitad para que los bastones entren en el tarro para encurtir.
2. Escalda las zanahorias
En una cazuela vierte el agua y el vinagre, agrega la sal y el azúcar, remueve y lleva a ebullición para escaldar las zanahorias 30 segundos. Pasado el tiempo, retira las zanahorias del agua y sumérgelas de inmediato en agua con hielo para cortar la cocción. Escurre las zanahorias.
3. Rellena los tarros
Coloca cuidadosamente las zanahorias dentro de los tarros de manera que queden bien apretaditas. Agrega lentamente el líquido de cocción hasta que llegues al borde de manera que las zanahorias queden bien cubiertas. Cierra los tarros herméticamente y agítalos levemente para que el líquido se distribuya bien por todo el bote.
4. Conserva los tarros
Deja enfriar los tarros a temperatura ambiente y cuando estén templados, consérvalos en la nevera. Déjalos reposar al menos un par de días antes de consumirlos de manera que los sabores y aromas del líquido de cocción impregnen las zanahorias.