En el corazón de Jaén, la Virgen de la Capilla se muestra como un emblema de devoción y tradición, venerada desde su legendaria aparición en 1430. Su imagen, que ha sido testigo del paso del tiempo y de los cambios en la historia de la ciudad, representa no solo un vínculo espiritual entre los jiennenses, sino también un patrimonio cultural de incalculable valor. Cada año, miles de fieles se congregan para rendir homenaje a esta venerada figura, cuya protección ha sido invocada en momentos de necesidad.
Un Legado de fe y protección
La Virgen de la Capilla, patrona de Jaén junto a Santa Catalina de Alejandría, es una figura central en la historia y espiritualidad de la ciudad. Según la tradición, la noche del 10 al 11 de junio de 1430, la Virgen descendió acompañada por un cortejo celestial, un hecho que inspiró la construcción de una capilla anexa a la Iglesia de San Ildefonso, donde desde entonces se ha venerado su imagen. La talla, de autor anónimo y estilo gótico, refleja la sencillez y la elegancia propias del arte religioso de la época. La Virgen, sosteniendo al Niño en brazos, se presenta como un símbolo de ternura y protección para los jiennenses.

Una imagen con historia
Tras la Guerra Civil, las coronas originales de la Virgen y el Niño, que fueron robadas durante el conflicto, fueron sustituidas por las actuales, hechas de oro y plata, que hoy adornan la imagen. A lo largo de los siglos, la devoción a la Virgen de la Capilla ha crecido, consolidándose con gestos como el de 1967, cuando el Ayuntamiento de Jaén le otorgó los honores de alcaldesa mayor, un reconocimiento que incluyó el bastón de mando y el fajín como símbolos de su autoridad y protección sobre la ciudad.

La procesión y su ajuar
Cada 11 de junio, la Virgen de la Capilla recorre las calles de Jaén en una procesión que atrae a miles de devotos. Su ajuar es igualmente notable, compuesto por 22 mantos de gran valor histórico y artístico. Entre ellos destaca el manto donado por la reina Isabel II en 1864, un testimonio del vínculo entre la monarquía y la devoción popular. Esta rica tradición continúa viva, manteniendo a la Virgen de la Capilla como un símbolo perdurable de fe y protección para todos los habitantes de Jaén.