En los anteriores capítulos de ‘Mi nombre es Farah’, Tahir recibe una llamada amenazante desde Irak después de que su abogado decidiese ahondar un poco más en el pasado de Farah y del padre del hijo de esta. Mientras tanto, Farah se entera de que es el cumpleaños de su marido y decide organizarle una sorpresa a sabiendas de que a Tahir no le gustan este tipo de celebraciones.
A su vez, Gongül y su madre parecen haber dejado atrás los años en los que madre e hija tenían una complicada relación y están más unidas que nunca. Es más, Songül intenta averiguar qué pasó en el turbio pasado de sus padres y porque estos no quieren hablar del tema.
Esta semana en la ficción de Divinity, protagonizada por Engin Akyürek y Demet Özdemir, Tahir sabe que Farah le oculta algo su mujer no sabe cómo contarle que los verdaderos responsables de la muerte de sus padres son los mismo a los que Tahir llama “familia” y le salvaron cuando solo era un niño. Mientras tanto, Ali Galip ha descubierto que alguien ha colocado un micrófono de manera encubierta en su despacho para vigilarlo. Ahora la pregunta es ¿quién es el responsable de este espionaje?
Por otro lado, Tahir cree que el padre de Kerimsah está detrás del ataque a Farah y le hará una advertencia. Pero la abogada comienza a sospechar que quien, realmente, perpetró el ataque que casi le cuesta la vida fue su tío Ali Galip. Por su parte, darse cuenta de que podría haber perdido a Bade para siempre, hace despertar a Mehmet, quien le confiesa a la mujer sus sentimientos.
Pasados unos días, Tahi se entera queda destrozado al enterarse de que Ali Galip mandó matar al donante de Kerimsah después de que él entregase la pistola de Kaan a la policía. Tahir entiende que todo ha sido fruto de un plan urdido por el malvado Ali Galip para vengarse de él por haber condenado a Kaan ante las autoridades.
Mientras tanto, después de tantos altibajos en su relación, Gongül, finalmente, se casa con Kaan. Después de darse el “Sí, quiero” con el hombre al que ama, la joven le pide disculpas a su padre, ya que no puede evitar sentirse culpable al haber contraído matrimonio con el hijo de su enemigo.
