Hay dos productos de baño que a algunos nos dan un poco de repelús, no podemos remediarlo. Por un lado, las cortinillas de la ducha, que afortunadamente son una especie en extinción. Y por otro lado, las alfombrillas donde colocamos los pies al salir para no empapar todo.
A diferencia de las cortinas, que tienen un sustituto de garantías como son las mamparas, la alfombrilla no tiene rival. Nos toca aguantar nuestra fobia y utilizarlas porque así no nos resbalamos y después de la ducha no tenemos que limpiar medio baño, que da pereza.
Pero, dicho esto, coincidirás conmigo aunque las alfombrillas te den igual, que son un foco de humedad y, en consecuencia, de olores. Y no son precisamente agradables, sobre todo cuando han pasado por delante de ti en la ducha una o varias personas y te toca plantar tus pies encima de la alfombrilla húmeda.

Una alternativa a la alfombrilla
No estoy tan loco ni soy tan tiquismiquis (bueno, un poco sí) cuando resulta que alguien ha pensado en inventar una alternativa a la alfombrilla de ducha de toda la vida.
Reconozco que no la he probado aún pero estoy deseando hacerlo después de descubrir que existe. Se llama piedra de ducha y es un invento que prometen quienes lo fabrican y han probado que absorbe de maravilla la húmedad, que ya sabemos lo mucho que cuesta erradicarla de las alfombrillas textiles, y más en espacios con poca incidencia de la luz solar como son la mayoría de los baños.
La mayoría de piedras de ducha están fabricadas en diatomita, un material que ayuda a generar una superficie porosa que además de absorber la humedad es antideslizante. No creas que es incómoda o desagradable al pisar; suelen llevar también una especie de almohadilla interior que aporta estabilidad y comodidad.

Todo depende, por supuesto, del modelo que compres. Las hay más costosas y más baratas. Algunas están fabricadas con una mezcla de materiales, incluso las hay hechas con fitoplancton fosilizado. Todas, eso sí, secan mucho más rápido que las alfombrillas de ducha tradicionales.
Eso por no hablar de la parte estética, en la que también se imponen con diferencia a las alfombrillas, que no son precisamente un elemento decorativo que aporte mucho al conjunto del baño. Más bien al revés.
Y si te preocupa el mantenimiento de la piedra de ducha, es verdad que no se meten en la lavadora, pero basta con fregarla por inmersión o frotando ligeramente. Secas con un trapo después y listo.
Yo, desde luego, ya he pedido mi piedra de ducha. Con que mejore un poquito las sensaciones y la estética de la alfombrilla de ducha no me cabe duda de que será una gran inversión.